De Dilia Vicini para MONACO
Foto: dp2.org
Los modales y la consideración son necesarios en todo momento para mantener la fiesta en paz, incluso a la hora de parquear el vehículo. A continuación, un breve relato para dejar el punto en claro:
El pasado jueves 5 de junio, a las 5 de la tarde, llegué hasta el Multicentro Churchill con la finalidad de hacer unas compras. Cuando llego al 1er. piso de parqueo, noto que hay una persona en proceso de irse. Me detengo para que haga su maniobra y de paso tomar ese espacio.
Llegó otra señora, pero ella decidió no esperar y siguió de largo. Justo en ese momento, otra señora llega y se pone detrás de mi. Una vez sale el señor del parqueo que iba a utilizar, procedo a dar reversa, pero la persona que estaba detrás de mi se negó a darme el espacio necesario, a pesar de que había avisado de mis intenciones con las direccionales. Siendo el caso que tenía par de minutos esperando ese espacio, yo, que llegué primero, tengo derecho al mismo.
Procedo entonces a desmontarme del vehículo para solicitarle a la señora que por favor me deje el espacio para poder estacionarme. ¿Qué creen? La doña, muy insolente ella, me dijo "aquí no hay número", insinuando de paso sus intenciones de parquearse allí. Le contesté entonces que número no habrá, pero que la educación prevalece. Acto seguido, me fui.
Es triste como se han ido perdiendo la educación, la lógica, la consideración y el sentido común en esta sociedad. Mientras persista esta mentalidad del "yo primero", las cosas en este país seguirán manga por hombro.
La cortesía, el respeto y la educación han sido desplazadas por conductas cuestionables. Mucha gente quiere abusar del hecho de que aquí no hay autoridad que haga ejercer los derechos ajenos. Tomemos conciencia y seamos más decentes a la hora de actuar. A la larga seremos mejores personas y mejores ciudadanos.
Foto: dp2.org
Los modales y la consideración son necesarios en todo momento para mantener la fiesta en paz, incluso a la hora de parquear el vehículo. A continuación, un breve relato para dejar el punto en claro:
El pasado jueves 5 de junio, a las 5 de la tarde, llegué hasta el Multicentro Churchill con la finalidad de hacer unas compras. Cuando llego al 1er. piso de parqueo, noto que hay una persona en proceso de irse. Me detengo para que haga su maniobra y de paso tomar ese espacio.
Llegó otra señora, pero ella decidió no esperar y siguió de largo. Justo en ese momento, otra señora llega y se pone detrás de mi. Una vez sale el señor del parqueo que iba a utilizar, procedo a dar reversa, pero la persona que estaba detrás de mi se negó a darme el espacio necesario, a pesar de que había avisado de mis intenciones con las direccionales. Siendo el caso que tenía par de minutos esperando ese espacio, yo, que llegué primero, tengo derecho al mismo.
Procedo entonces a desmontarme del vehículo para solicitarle a la señora que por favor me deje el espacio para poder estacionarme. ¿Qué creen? La doña, muy insolente ella, me dijo "aquí no hay número", insinuando de paso sus intenciones de parquearse allí. Le contesté entonces que número no habrá, pero que la educación prevalece. Acto seguido, me fui.
Es triste como se han ido perdiendo la educación, la lógica, la consideración y el sentido común en esta sociedad. Mientras persista esta mentalidad del "yo primero", las cosas en este país seguirán manga por hombro.
La cortesía, el respeto y la educación han sido desplazadas por conductas cuestionables. Mucha gente quiere abusar del hecho de que aquí no hay autoridad que haga ejercer los derechos ajenos. Tomemos conciencia y seamos más decentes a la hora de actuar. A la larga seremos mejores personas y mejores ciudadanos.
Donde quiera que convergen un ser humano con un volante, hay oportunidad de que desaparezcan los modales.
ResponderEliminarEl otro día iba camino a buscar a mi esposa a su trabajo... frente al Domínico-Americano hay una entrada en la acera del Centro para que los vehículos puedan cruzar.
Pongo mis direccionales, a velocidad reducida y con sorpresa (sí, mi me sorprende y me esfuerzo para que no deje de sorprenderme) veo 2 señoras abajo, en la carpeta asfáltica en plena intersección. La Acera estaba a 5 pulgadas de distancia. Ellas ocupaban el espacio destinado para yo doblar a la izquierda.
Con mucha decencia bajo mi vidrio (estábamos al ladito) y le digo en voz amigable "Señoras, tomen la Acera. Sean más cuidadosas" a lo que una de estas me responde con tono arrogante y despectivo "y tu no seas tan imprudente".
Mi mayor sopresa era que estas, ambas, eran profesoras. Andaban con una identificación en la Blusa. Con indignación les respondo nuevamente "Pero Señora, ustedes son Profesoras. Den el ejemplo. No sean maleducadas" a lo que la misma señora me responde (nuevamente)"y tu no seas tan imprudente."
Parece que el afán de justificar la penosa condición de la idiosincracia nociva del dominicano, era más importante que hacer lo correcto.
En efecto, así es Carlos. La gente, la mayoría, al menos, tiene la habilidad de convertirse en un godzilla cualquiera cuando anda al volante, y los peatones se creen con superpoderes, provocando un increíble caos. Una pena de la cual no quedan extenas de culpa las autoridades.
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