Imagen: noticiero9.com.ar
A estas alturas de juego todo el mundo sabe lo que es el dengue, cómo se transmite, cuáles son sus síntomas y cual es la mejor manera de prevenir la enfermedad. Sin embargo, cada año para estas fechas está instalado el mismo drama: emergencias públicas y privadas repletas de pacientes, reportes de muertes que van en aumento y detección de miles de casos sospechosos.
Después de que los periódicos se pasan par de semanas con la misma cantaleta del dengue, entonces vienen las reacciones. Que los médicos no están aplicando el protocolo de lugar, que las lluvias de los últimos días son la causa de la aparición del mosquito del dengue y por ende de la epidemia, desmentido de cifras, llamado a la calma y un largo etcétera. Mientras se debate si las autoridades de Salud hacen su trabajo o no, la epidemia de dengue se ve reforzada por la aparición de casos de leptospirosis y malaria.
¿Qué está pasando aquí? Una combinación de muchos factores. Por un lado, escasea la higiene en Santo Domingo, Santiago y el resto del país. No solo se trata de la pobre recogida de basura a la que estamos acostumbrados, sino a la proliferación de zanjas que se llenan de aguas hediondas, el hacinamiento, el mal estado de las calles y la mala costumbre que tiene la gente de almacenar gomas viejas y chatarra en sus patios y azoteas, medios ideales para la acumulación de agua lluvia y posterior aparición de criaderos de mosquitos.
Por otro lado, aún cuando se insiste en que hay una campaña montada (no la he visto), Salud Pública haría bien en establecer un programa permanente de educación ciudadana para la prevención del dengue que se enfoque en el origen de la enfermedad, síntomas, tratamiento, precauciones y, sobre todo, énfasis especial en cómo la acumulación de agua en envases como tarros, gomas y demás contribuye a la aparición del mosquito.
En este asunto del dengue todos, desde el ciudadano más humilde hasta la máxima autoridad, tenemos que poner de nuestra parte. Es posible que si la gente capta el mensaje de que basura + agua = dengue, leptospirosis y demás, tengamos mejor salud colectiva y una ciudad más limpia.
Después de que los periódicos se pasan par de semanas con la misma cantaleta del dengue, entonces vienen las reacciones. Que los médicos no están aplicando el protocolo de lugar, que las lluvias de los últimos días son la causa de la aparición del mosquito del dengue y por ende de la epidemia, desmentido de cifras, llamado a la calma y un largo etcétera. Mientras se debate si las autoridades de Salud hacen su trabajo o no, la epidemia de dengue se ve reforzada por la aparición de casos de leptospirosis y malaria.
¿Qué está pasando aquí? Una combinación de muchos factores. Por un lado, escasea la higiene en Santo Domingo, Santiago y el resto del país. No solo se trata de la pobre recogida de basura a la que estamos acostumbrados, sino a la proliferación de zanjas que se llenan de aguas hediondas, el hacinamiento, el mal estado de las calles y la mala costumbre que tiene la gente de almacenar gomas viejas y chatarra en sus patios y azoteas, medios ideales para la acumulación de agua lluvia y posterior aparición de criaderos de mosquitos.
Por otro lado, aún cuando se insiste en que hay una campaña montada (no la he visto), Salud Pública haría bien en establecer un programa permanente de educación ciudadana para la prevención del dengue que se enfoque en el origen de la enfermedad, síntomas, tratamiento, precauciones y, sobre todo, énfasis especial en cómo la acumulación de agua en envases como tarros, gomas y demás contribuye a la aparición del mosquito.
En este asunto del dengue todos, desde el ciudadano más humilde hasta la máxima autoridad, tenemos que poner de nuestra parte. Es posible que si la gente capta el mensaje de que basura + agua = dengue, leptospirosis y demás, tengamos mejor salud colectiva y una ciudad más limpia.
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