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Mostrando entradas de noviembre, 2013

Como quiera es malo

  ¿Quién entiende la vida? ¿Cuál es nuestro propósito de estar aquí?   Poca gente, por no decir nadie, puede responder satisfactoriamente estas preguntas. Vivir, para algunos, es disfrutar de las cosas más sencillas: una buena compañía, reír a carcajadas, un abrazo, un beso con significado, la puesta del sol, ver a los niños jugar o un magnífico paisaje. Para otros, el lujo y el dinero son el verdadero significado de vivir.   La vida está llena de contrastes. Por un tema de capitalismo, consumismo y el ego natural de la gente, lo que se llama "vivir" es ahora mismo una carrera loca en la que la gente literalmente se mata trabajando para poder llevar una existencia medianamente cómoda.   En buena teoría todos tenemos derecho a techo, ropa y comida. Eso lo dicen casi todas las constituciones del mundo, incluyendo la de aquí. Sin embargo, nada de esto sale gratis. Con servicios básicos cada vez más caros, una presión mundial sobre los alimentos por efecto del cr

Aprender a quitarse la máscara

Imagen: jaimecatto.wordpress.com La gente, por razones diversas, suele ser hipócrita. Hay ocasiones en que se trata de un mecanismo de sobrevivencia, otras veces es mera imitación del comportamiento visto a diario. La mayoría de las veces, sin embargo, no es más que un signo de cobardía. Sí. La gente en su mayoría es cobarde. Pocos se atreven a decir las cosas "como son" por miedo a ser calificados de rudos, de la misma forma que una minoría muy mínima se atreve a reclamar y/o llamar la atención en situaciones que así lo ameritan. Porque somos una sociedad global de cobardes es que hay gente que se sale con la suya, sin importar lo grande o descarado que sea su abuso. Gente abusadora la hay en todas partes e instancias: en el trabajo, en el lugar de estudios, en la calle, en el residencial y hasta en el propio hogar. Pocos, por no decir nadie, están dispuestos a enfrentar la situación y por eso el abusador se pasa años haciendo y deshaciendo a sus anchas, en

Las malas reacciones tan solo traen más problemas

A todos nos pasa alguna vez: reaccionamos mal ante cualquier adversidad, aún cuando sabemos bien que eso no resuelve nada.   "El grito", de Edvard Munch Lo peor del caso es que una mala reacción, aparte de no resolver nada, puede empeorar las cosas: puede ser que la carga de angustia aumente, puede ser que obtengamos una mala respuesta y/o voluntad de gente que hasta ese momento estaba dispuesta a ayudarnos y, en general, el ambiente se hace más pesado e inmanejable.   Coger un pique, llorar, hacer escándalos. Todo esto es parte de las emociones humanas. Lamentablemente no resuelven nada. Porque se coja un pique no va a resolverse el impasse con el banco, porque se llore una persona no le hará caso a otra y porque se haga un escándalo el trabajador no entregará el trabajo a tiempo y como se quería.   A veces estas reacciones son una forma de llamar la atención. Un indicio de que la persona necesita que alguien la consuele o le haga caso. Conversar detenidamen

Una representación injusta

Imagen: Psychology Today Dicen siempre que las mujeres son "drama queens": personajes que todo lo exageran, que por cualquier cosa lloran y que en general hacen una tormenta en un vaso de agua.   Se señala siempre a las hormonas como una de las principales culpables del fenómeno, cosa que se agrava en ciertas fechas. De paso, este comportamiento parece ser una de las cosas que los hombres menos soportan, quizás con razones justificadas.   Por más que se insista, una cosa es cierta: hombres y mujeres son seres distintos. Desde las necesidades hasta la forma de pensar esta diferencia es obvia. Los hombres, según la creencia popular, son criaturas básicas y prácticas. Las mujeres, por otra parte, son criaturas complicadas que se preocupan por cosas aparentemente banales y propensas a hacer un drama ante cualquier situación que se salga de los parámetros normales.   ¿Qué tan certero es todo esto? Depende de como se mire. Cierto es que hay mujeres, quizás influenc

Todos opinan, pero nadie hace nada

Opinar. Todos podemos hacerlo, y con las facilidades que tenemos a la mano, lo más probable es que el resultado sea pasable, aunque no sepamos nada de aquello sobre lo que opinamos.  Es fácil formarse una opinión sobre cualquier tema para luego pasar como personas inteligentes, cultas y pensantes en cualquier circunstancia social, política o coloquial. Lo vemos a diario en sitios como Twitter y Facebook, donde la gente suele abrazar causas ciegamente, sin averiguar su trasfondo o intereses ocultos.  Sí, opinar es fácil. Criticar es fácil. Condenar es fácil. Lo que no es tan fácil, y que lamentablemente facilita lo otro, es analizar un tema de manera neutra y llegar a conclusiones lógicas que no necesariamente reflejan la opinión pública predominante.  Vivimos en sociedades donde el efecto rebaño está muy presente, donde la gente tiende a repetir lo que dijo el otro sin averiguar o analizar a fondo, solo porque le gustó como sonó eso que dijo. La gente que sigue al rebaño