Imagen: Psychology Today |
Dicen siempre que las mujeres son "drama queens": personajes que todo lo exageran, que por cualquier cosa lloran y que en general hacen una tormenta en un vaso de agua.
Se señala siempre a las hormonas como una de las principales culpables del fenómeno, cosa que se agrava en ciertas fechas. De paso, este comportamiento parece ser una de las cosas que los hombres menos soportan, quizás con razones justificadas.
Por más que se insista, una cosa es cierta: hombres y mujeres son seres distintos. Desde las necesidades hasta la forma de pensar esta diferencia es obvia. Los hombres, según la creencia popular, son criaturas básicas y prácticas. Las mujeres, por otra parte, son criaturas complicadas que se preocupan por cosas aparentemente banales y propensas a hacer un drama ante cualquier situación que se salga de los parámetros normales.
¿Qué tan certero es todo esto? Depende de como se mire. Cierto es que hay mujeres, quizás influenciadas por el estigma, que encajan perfectamente en esta descripción. Otras, quizás inconscientemente, hacen un esfuerzo por alejarse lo más posible del estigma, con resultados que a veces rayan en lo absurdo. Una cosa no se pone en duda: las fluctuaciones hormonales sí influyen en el comportamiento de una mujer.
Ser mujer es más complicado que ser hombre en más de un sentido: gastan el doble o más para estar presentables, tienen que lidiar con ambientes hostiles en cada esquina y aguantar comentarios de mal gusto. El mal llamado sexo débil por igual tiene unas responsabilidades que los hombres no tienen y que lo hacen más vulnerable en ciertas situaciones.
Por un conjunto de razones que son en parte infundadas, las mujeres tienen una mala fama increíble entre los hombres con respecto a su comportamiento "neurótico". Esto, considerando las fuerzas del juego, es una representación injusta. Cierto es que todos lidiamos con situaciones desagradables en el día a día, pero la reacción ante las mismas se ve influenciada por factores externos e internos que a veces no vemos.
Si encima del estrés diario tenemos que estar lidiando con estereotipos y estigmas absurdos, las reacciones están destinadas a ser peores a lo esperado. Exageradas, podría decirse. Por esto es que usualmente los reclamos de una mujer son erróneamente desechados como "cosas de mujeres". En definitiva, una representación muy injusta.
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