El Día Mundial de Medio Ambiente se celebró ayer en el país con una serie de reportajes y análisis que en la mayoría de los casos pintan un panorama poco halagüeño. Lo primero a tomar en cuenta es que la cubierta forestal dominicana ha ido reduciéndose paulatinamente. Se estima que para 1909 el 85% del territorio nacional estaba cubierto por bosques. Ya para 1940 se había reducido a 69%, llegando a estar entre 13% y 8% para los años 90.
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Esta reducción en la cubierta forestal ha sido el resultado de la implementación de aserraderos para producir madera durante la Era de Trujillo y la depredación a que son sometidas las tierras por malas prácticas de conuquismo y quema de árboles para obtener carbón. Esta última actividad, la de producir carbón, ha sido una de las principales causas de la deforestación en el vecino Haití, la cual se estima en más de 98%.
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La deforestación en República Dominicana ocurre por una serie de factores muy diversos que a la larga producen el mismo resultado. Por un lado están las devastaciones que hacen haitianos que se cruzan ilegalmente, por el otro, grupos de dinero y sin escrúpulos que secan bosques para su beneficio. Otro factor importante es la ignorancia de los campesinos, que trabajan la tierra de manera poco adecuada.
Pero no es solo la situación de los bosques la que nos debe preocupar. Los ríos están siendo atacados sin piedad por las granceras, a las que volvió a dárseles permiso tras el paso de las tormentas Noel y Olga, y por compañías poco conscientes que vierten sus desechos en los mismos. En República Dominicana nunca ha habido un manejo adecuado de desechos sólidos y aguas negras, lo que contribuye a la mala situación ambiental.
Todavía estamos a tiempo de revertir todas estas situaciones, pero primero hace falta crear conciencia entre la población y las autoridades, siendo estas últimas las llamadas a hacer cumplir las leyes, que están todas ahí, y de paso entrenarse en asuntos como reciclaje y conservación de energía, dos conceptos que se promueven desde hace más de 20 años pero que nunca se han implementado aquí.
Los dominicanos debemos recordar lo afortunados que somos. Después de todo, este es el país antillano de mayor diversidad biológica, hogar de 254 especies de aves, 22 de ellas endémicas, y 5,600 especies de plantas vasculares, 1,800 de ellas endémicas. Cuidemos lo que nos queda y hagamos el mejor esfuerzo por reforestar, ya que ello nos ayudará a combatir el calentamiento global. Sobre todo, eduquémonos acerca de la flora y fauna dominicana para que los programas medioambientales surtan su efecto.
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Esta reducción en la cubierta forestal ha sido el resultado de la implementación de aserraderos para producir madera durante la Era de Trujillo y la depredación a que son sometidas las tierras por malas prácticas de conuquismo y quema de árboles para obtener carbón. Esta última actividad, la de producir carbón, ha sido una de las principales causas de la deforestación en el vecino Haití, la cual se estima en más de 98%.
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La deforestación en República Dominicana ocurre por una serie de factores muy diversos que a la larga producen el mismo resultado. Por un lado están las devastaciones que hacen haitianos que se cruzan ilegalmente, por el otro, grupos de dinero y sin escrúpulos que secan bosques para su beneficio. Otro factor importante es la ignorancia de los campesinos, que trabajan la tierra de manera poco adecuada.
Pero no es solo la situación de los bosques la que nos debe preocupar. Los ríos están siendo atacados sin piedad por las granceras, a las que volvió a dárseles permiso tras el paso de las tormentas Noel y Olga, y por compañías poco conscientes que vierten sus desechos en los mismos. En República Dominicana nunca ha habido un manejo adecuado de desechos sólidos y aguas negras, lo que contribuye a la mala situación ambiental.
Todavía estamos a tiempo de revertir todas estas situaciones, pero primero hace falta crear conciencia entre la población y las autoridades, siendo estas últimas las llamadas a hacer cumplir las leyes, que están todas ahí, y de paso entrenarse en asuntos como reciclaje y conservación de energía, dos conceptos que se promueven desde hace más de 20 años pero que nunca se han implementado aquí.
Los dominicanos debemos recordar lo afortunados que somos. Después de todo, este es el país antillano de mayor diversidad biológica, hogar de 254 especies de aves, 22 de ellas endémicas, y 5,600 especies de plantas vasculares, 1,800 de ellas endémicas. Cuidemos lo que nos queda y hagamos el mejor esfuerzo por reforestar, ya que ello nos ayudará a combatir el calentamiento global. Sobre todo, eduquémonos acerca de la flora y fauna dominicana para que los programas medioambientales surtan su efecto.
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