¿Alguna vez se ha preguntado por qué las autoridades fallan en dar mantenimiento a parques, estatuas, edificaciones gubernamentales, acueductos, escuelas, infraestructuras viales y otras obras de bien común?
Varias respuestas pueden surgir ante la interrogante: desidia, falta de voluntad, falta de visión o falta de recursos, por mecionar algunas. Sin embargo, el meollo del asunto fue descifrado hoy por Fabio Herrera-Miniño en su columna del periódico Hoy. La respuesta es tan sencilla que ni siquiera amerita explicación: PORQUE EN EL MANTENIMIENTO NO HAY GRASA.
Sí, señores, así es. Nuestras autoridades prefieren gastar un dineral en la restauración de una obra que está en el último grado de deterioro para darse bombo, porque los anuncios de esa clase van acompañados de un factor "wow", expresión que inevitablemente sale al ver una comparativa de "antes y después". Erogar pequeñas partidas de dinero de manera periódica para mantener las obras en buen estado sencillamente no tiene el mismo efecto.
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En las imágenes: puente Palo Verde, Valverde, Mao
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