¡Hasta el pelo se lo roban!
Comentaba una amiga en días pasados su preocupación por el aumento de la delincuencia y el vandalismo. Los periódicos están llenos de noticias de secuestros, asesinatos y atracos. Como contrapartida a la situación, casas y apartamentos se llenan de rejas, simulando jaulas, y la gente trata de recogerse temprano.
Si bien los ladrones por lo general buscan dinero y joyas, la ratería, es decir, el robo de cosas de poco valor, también ha aumentado. Lo de "poco valor" es mejor manejarlo así, entre comillas, porque el valor es relativo. Tomemos el caso de mi amiga, quien se quejaba de que le robaron sus orquídeas, probablemente para venderlas en la Núñez de Cáceres y otros puntos. ¿Y qué hay de los cientos de adornos de navidad que cada año desaparecen de las puertas de las casas?
Relajaba yo ayer con el robo de cosas insignificantes, diciendo que ya nada está seguro, que cualquier cosa se la roban, y que es mejor estar siempre alertas, porque de momento se robarán hasta el cabello. A modo de chiste, puse el ejemplo hipotético de una mujer que está entusiasmada conversando con alguien, ajena a lo que pasa a su alrededor, y que venga algún tigre y le corte los cabellos, si son largos, para venderlos en el mercado negro con la finalidad de hacer pelucas de pelo humano, que son codiciadas en la industria de la belleza.
Cuál no fue mi asombro cuando veo hoy en el Listín Diario la noticia de que hay alarma en Santiago y Moca por una ola de robo de cabelleras a mujeres. De inmediato recordé el chiste de ayer, y lamenté profundamente el hecho de que la idea expuesta no era tan descabellada como aparentaba. Definitivamente, NADA ESTA SEGURO.
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En la imagen: peluca de pelo humano (Flickr: blythedolly)
Rocio, me has dejado con la boca abierta. ¡Santa chancleta!
ResponderEliminarLos que estamos en el exterior nos da miedo. Hay que descartar en irse de retirada para allá.
Un abrazo, Rocio. Cuidate la melena
Somos dos. Es una lástima
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