Foto: Bufeo.com
Si transitar por la avenida Abraham Lincoln en días de semana es una experiencia traumática, sin importar la hora, hacerlo un sábado por la noche es mucho peor, sobre todo después que dan las 12 de la medianoche (técnicamente domingo).
Ayer (hoy, más bien) me tocó esa pela: salí de un cumpleaños que se celebró en un local ubicado esa avenida, y el trayecto hasta la 27 de Febrero (transitando de norte a sur) no pudo ser más caótico: gente parqueada en doble fila frente a uno de los tantos establecimientos informales que venden alcohol, música súper estruendosa que salía de carros estacionados, un reguero de gente en sillas plegadizas en la acera, otros en poses amorosas y una serie de conductores que al parecer estaban borrachos.
Entre semáforos sin sincronización (y vaya si hay muchos entre Jacinto Mañón y 27 de Febrero) y la conducta desordenada de la gente, se me hizo bastante difícil el trayecto, sobre todo por la amenaza sobre ruedas que representaba el conductor del mini carro Nissan rojo placa A083636, que hizo unos rebases espectaculares a quien escribe y otras personas más.
Pensaba que los "lincolnazos" habían pasado de moda, pero me equivoqué. Para desgracia del que vive por ahí, siguen como el primer día. Llama la atención cómo toda esa gente está en la calle, muy quitada de bulla al parecer, cuando hay una delincuencia rampante en esta ciudad.
Comentarios
Publicar un comentario
Este blog no acepta vulgaridades. Modérese antes de comentar.