Hoy celebramos un año más del natalicio de Juan Pablo Duarte, el idealista que fundó la sociedad secreta La Trinitaria en 1838 con la finalidad de librar a la parte Este de la isla La Hispaniola del dominio haitiano que había empezado en 1822.
Un breve vistazo a la historia de La Hispaniola, que eventualmente fue llamada Santo Domingo, nos muestra que la verdadera independencia solo fue lograda en 1844. Desde el día en que Colón pisó tierra hasta ese glorioso día de 1844, Santo Domingo careció de identidad propia.
Saqueada cientos de veces por piratas, abusada por sus primeros colonizadores y exterminada su población original, los taínos, Santo Domingo pasó por muchas visicitudes, siendo incluso dividida la isla en 1697 en un intento por acabar los enfrentamientos entre Francia y España, países que junto a Inglaterra se disputaban este pedazo de tierra. Así, mediante el Tratado de Ryswick (Rijswijk), nació en ese año Saint-Domingue, la parte francesa de la isla, hoy conocida como Haití.
Eventualmente los pobladores de Saint-Domingue, en su mayoría negros traídos de Africa, decidieron rebelarse contra la esclavitud que había impuesto la minoría blanca francesa que dominaba allí, produciéndose una revolución que culminó con la independencia haitiana de 1804. En 1822, luego de un intento fallido de independencia de los españoles (la Independencia Efímera de 1821, liderada por José Núñez de Cáceres), los haitianos invadieron la parte española de la isla, donde permanecieron hasta 1844.
Este escrito parece más apropiado para el día de la Independencia, pero tiene sus motivos. Duarte es la figura principal del movimiento independentista sencillamente porque fue él quien congregó a otros jóvenes y les expuso sus ideas. En el centro de todo había un sólo propósito: salir del yugo haitiano y fundar una nación libre y soberana de toda potencia extranjera.
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(Continúa)
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