Así como rompió con todos los esquemas durante la campaña electoral, primero en su propio partido y luego a nivel nacional, la juramentación de Barack Obama, quien hoy se posesiona como presidente de Estados Unidos, va por ese mismo camino.
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En efecto, con todo y que hay una crisis rampante, esta es la juramentación más cara en la historia de los Estados Unidos, en gran parte por el enorme dispositivo de seguridad que se ha desplegado en torno a Obama, quien se estima recibirá el doble de amenazas que cualquier otro presidente estadounidense. Por otro lado, desde hace días viene dándose en Washington una especie de fiesta nacional que celebra la salida de Bush y la llegada de cambios que se anhelaban desde hacía tiempo.
Tal es el entusiasmo con Barack Obama que la gente está desafiando temperaturas por debajo de los 20º Fahrenheit (alrededor de -6º Celsius) con tal de no perderse ni un segundo de un acontecimiento que es histórico en más de un sentido. No solo es Obama el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos, sino que ahora mismo representa el sueño de Martin Luther King y la esperanza en medio del panorama sombrío que deja Bush como legado.
El entusiasmo con Obama no se queda en Estados Unidos: el mundo entero se ha unido a la fiesta, al tiempo que mantiene altas expectativas con respecto a su desempeño una vez entre de lleno en funciones.
¿Será capaz Obama de satisfacer las altas expectativas creadas en torno a su persona? Solo el tiempo dirá. Mientras, a disfrutar de la fiesta, aunque sea de lejos.
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En las imágenes:
1. George y Laura Bush dan la bienvenida a la Casa Blanca a Barack y Michelle Obama (AP)
2. El Capitolio, listo para la juramentación de Obama (Reuters)
3. Parte de la multitud congregada en Washington (Reuters)
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