La represión que dominaba en el ambiente del período de los 12 años de Joaquín Balaguer dio al traste con muchas vidas, siendo el caso del periodista Orlando Martínez uno de los más conocidos y controversiales.
Orlando era conocido por sus fuertes opiniones, las cuales publicaba en El Nacional de ¡Ahora! y casi siempre eran alguna crítica al régimen de Balaguer. En términos generales, la libertad de expresión desapareció durante esos 12 años, momento histórico de la República donde grupos revolucionarios de izquierda ejercían grandes presiones sobre el Gobierno.
En toda América Latina se vivían momentos de incertidumbre: regímenes militares se imponían a la fuerza, dictadores hacían de las suyas, golpes continuos de estado generaban inestabilidad. La dinastía Papa Doc-Baby Doc Duvalier en Haití, Pinochet en Chile, Videla en Argentina y Somoza en Nicaragua son solo algunos ejemplos de ese período turbulento.
Muchos se preguntan qué hubiese pasado si tumbaban a Balaguer. La verdad, no se sabe, pero quizás la inestabilidad hubiera durado hasta nuestros días. Los casos de Haití, Bolivia, Nicaragua, Chile, Panamá y Colombia pueden dar una idea para inferir lo que hubiera sucedido.
Por suerte para nosotros, y quizás a raíz de la presión social por la muerte de Orlando Martínez, Gregorio García Castro y otros periodistas y estudiantes que fueron brutalmente asesinados durante el régimen, hoy gozamos de una libertad de expresión prácticamente plena que se vio temporalmente cuestionada con la desaparición de Narcizaso en 1994, quizás el último caso conocido de este tipo.
Ahora, 33 años después de la muerte de Orlando Martínez, tenemos el compromiso de mantener esa libertad de expresión, pero sin caer en libertinaje.
Orlando era conocido por sus fuertes opiniones, las cuales publicaba en El Nacional de ¡Ahora! y casi siempre eran alguna crítica al régimen de Balaguer. En términos generales, la libertad de expresión desapareció durante esos 12 años, momento histórico de la República donde grupos revolucionarios de izquierda ejercían grandes presiones sobre el Gobierno.
En toda América Latina se vivían momentos de incertidumbre: regímenes militares se imponían a la fuerza, dictadores hacían de las suyas, golpes continuos de estado generaban inestabilidad. La dinastía Papa Doc-Baby Doc Duvalier en Haití, Pinochet en Chile, Videla en Argentina y Somoza en Nicaragua son solo algunos ejemplos de ese período turbulento.
Muchos se preguntan qué hubiese pasado si tumbaban a Balaguer. La verdad, no se sabe, pero quizás la inestabilidad hubiera durado hasta nuestros días. Los casos de Haití, Bolivia, Nicaragua, Chile, Panamá y Colombia pueden dar una idea para inferir lo que hubiera sucedido.
Por suerte para nosotros, y quizás a raíz de la presión social por la muerte de Orlando Martínez, Gregorio García Castro y otros periodistas y estudiantes que fueron brutalmente asesinados durante el régimen, hoy gozamos de una libertad de expresión prácticamente plena que se vio temporalmente cuestionada con la desaparición de Narcizaso en 1994, quizás el último caso conocido de este tipo.
Ahora, 33 años después de la muerte de Orlando Martínez, tenemos el compromiso de mantener esa libertad de expresión, pero sin caer en libertinaje.
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