Estados Unidos, autoproclamado policía del mundo, volvió a opinar ayer acerca del estado de los derechos humanos en el país, alegando la existencia de "serios problemas" a pesar de las mejoras implementadas.
Declaraciones de esta clase resultan indignantes, más aún viniendo de un país que
definitivamente no es el ejemplo a seguir en materia de derechos humanos. Nada más hay que ver las denuncias, sobre todo de inmigrantes, acerca de maltrato policial. Un caso reciente es el de una señora latina en Arkansas que tuvo que beber su propia orina tras cuatro días en la cárcel sin comer ni beber nada.
Con la estela de abusos que ha cometido contra el mundo, Estados Unidos es el país menos indicado para criticar las prácticas de otros países. No conforme con opinar sobre los derechos humanos en República Dominicana, Estados Unidos la arremetió también contra Haití, citando una serie situaciones irregulares.
En vez de estar criticando los derechos humanos en Haití, sería preferible que Estados Unidos se metiera a ese país para constatar la miseria imperante y que se ponga a reconstruirlo. Todos esos millones que se han destinado a la inútil guerra contra Irak hubieran tenido mejor uso en Haití.
Lamentablemente, eso no va a pasar. Estados Unidos seguirá en su papel de policía del mundo, con todo y que tiene cada vez menos adeptos a su doctrina. Respecto a los derechos humanos aquí, ya ese es otro tema que implica analizar la delincuencia, el rol de la policía y el derecho de los ciudadanos a vivir en una ciudad segura.
Declaraciones de esta clase resultan indignantes, más aún viniendo de un país que
definitivamente no es el ejemplo a seguir en materia de derechos humanos. Nada más hay que ver las denuncias, sobre todo de inmigrantes, acerca de maltrato policial. Un caso reciente es el de una señora latina en Arkansas que tuvo que beber su propia orina tras cuatro días en la cárcel sin comer ni beber nada.
Con la estela de abusos que ha cometido contra el mundo, Estados Unidos es el país menos indicado para criticar las prácticas de otros países. No conforme con opinar sobre los derechos humanos en República Dominicana, Estados Unidos la arremetió también contra Haití, citando una serie situaciones irregulares.
En vez de estar criticando los derechos humanos en Haití, sería preferible que Estados Unidos se metiera a ese país para constatar la miseria imperante y que se ponga a reconstruirlo. Todos esos millones que se han destinado a la inútil guerra contra Irak hubieran tenido mejor uso en Haití.
Lamentablemente, eso no va a pasar. Estados Unidos seguirá en su papel de policía del mundo, con todo y que tiene cada vez menos adeptos a su doctrina. Respecto a los derechos humanos aquí, ya ese es otro tema que implica analizar la delincuencia, el rol de la policía y el derecho de los ciudadanos a vivir en una ciudad segura.
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