Colombia violó la soberanía y el territorio de Ecuador, pero gracias al apoyo de Estados Unidos no ha recibido sanción alguna por parte de la Organización de Estados Americanos (OEA), el mismo organismo que determinó la validez de los argumentos de Ecuador.
Desde el primer momento se ha insinuado la participación de Estados Unidos en los acontecimientos del pasado sábado, cuando el número dos de las FARC fue abatido en territorio ecuatoriano.
Magnífico que se quiere acabar de una vez por todas con la guerrilla colombiana, que tantos males trae a la región, pero las cosas deben hacerse respetando los tratados y convenios que delimitan las fronteras y con una estrategia que termine dando resultados satisfactorios. Todo este embrollo que se ha armado desde el sábado pinta feo: tanto Ecuador como Venezuela han roto las relaciones con Colombia, las FARC han respondido con un ataque al oleoducto Trasandino y el futuro de miles de rehenes es incierto. Hasta se habla de guerra, cosa que no conviene.
Interesante resulta la postura asumida por Estados Unidos, el único país del bloque de la OEA que no pide sanción contra Colombia, uno de sus pocos aliados en la región.
Si las cosas fueran al revés y fuera Estados Unidos la víctima de traspasos fronterizos en acción bélica por parte de México o Canadá, podemos estar seguros de que la historia fuera otra.
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