El tema del mal servicio es tan común y extenso que a veces se dificulta abordarlo. Lo cierto es que los dominicanos somos víctimas de un pésimo servicio a manos de toda clase de negocios, desde tiendas y restaurantes hasta bancos y telefónicas.
A menudo el mal servicio empieza con información errada o engañosa que aparece en anuncios y que es repetida tal cual cuando se llama a servicio al cliente para más detalles. Es en este punto donde se agrava aún más el problema: usted hace las preguntas pertinentes, se desvía de la idea central de lo anunciado, y lo más probable es que quede más confundido que al principio. O peor, puede ser que quien le atiende no tenga el menor grado de entrenamiento y hasta le de un trato inadecuado. Pero donde la cosa es de antología es cuando usted vuelve a llamar y le dan una información completamente diferente. ¿A quién le creo?
En los restaurantes la cosa puede ponerse nefasta rápidamente gracias a la presencia de meseros inexpertos que ni siquiera saben explicarle qué contiene aquello que desea ordenar. Otros se pasan de contentos y quieren pasar por sabios, provocando así la irritación del cliente. Algunos restaurantes, bares y cafés son extremadamente lentos y chapuceros en el servicio. Otros pretenden que sea tipo "fast-food", aunque los precios anden por las nubes.
¿Y que hay de esas compras por TV? Eso si que es un engaño. Con mucho gusto le venden sus chucherías a clientes, hablando incluso de garantías y otras boberías. Pero a la hora de reclamar la supuesta garantía... sorpresa! De buenas a primeras eso no existe, y quien le dijo eso estaba mintiendo. Así le pasó a una amiga que compró un cepillo que funcionó muy bien por 3 semanas, pero cuando se le zafó una parte, nada de nada. Dinero botado. Tiempo perdido.
Anécdotas de mal servicio abundan. Hace dos semanas Codetel me vendió un supuesto módem inalámbrico para el Internet, pero que va, de inalámbrico no tiene NADA, pues hay que conectarlo a la PC y al teléfono (!). Para mayor insulto, quedaron de enviar un técnico a la casa, pero ni de relajo ha aparecido. Ni ha llamado tampoco.
Tanto que nos gusta copiar de otros países, pero nunca copiamos cosas que valgan la pena. En Estados Unidos, aunque el servicio está muy lejos de ser perfecto, al menos le responden al cliente. Y a diferencia del caso dominicano, si usted compró una pieza de ropa o equipo o lo que sea y después no le interesa por cualquier motivo, puede ir con su factura a devolverlo. Sin averiguar mucho (asumiendo que se hizo en tiempo prudente), le devuelven su dinero si pagó en efectivo o le emiten un crédito si fue con tarjeta. ¿Cuándo veremos eso por aquí?
A menudo el mal servicio empieza con información errada o engañosa que aparece en anuncios y que es repetida tal cual cuando se llama a servicio al cliente para más detalles. Es en este punto donde se agrava aún más el problema: usted hace las preguntas pertinentes, se desvía de la idea central de lo anunciado, y lo más probable es que quede más confundido que al principio. O peor, puede ser que quien le atiende no tenga el menor grado de entrenamiento y hasta le de un trato inadecuado. Pero donde la cosa es de antología es cuando usted vuelve a llamar y le dan una información completamente diferente. ¿A quién le creo?
En los restaurantes la cosa puede ponerse nefasta rápidamente gracias a la presencia de meseros inexpertos que ni siquiera saben explicarle qué contiene aquello que desea ordenar. Otros se pasan de contentos y quieren pasar por sabios, provocando así la irritación del cliente. Algunos restaurantes, bares y cafés son extremadamente lentos y chapuceros en el servicio. Otros pretenden que sea tipo "fast-food", aunque los precios anden por las nubes.
¿Y que hay de esas compras por TV? Eso si que es un engaño. Con mucho gusto le venden sus chucherías a clientes, hablando incluso de garantías y otras boberías. Pero a la hora de reclamar la supuesta garantía... sorpresa! De buenas a primeras eso no existe, y quien le dijo eso estaba mintiendo. Así le pasó a una amiga que compró un cepillo que funcionó muy bien por 3 semanas, pero cuando se le zafó una parte, nada de nada. Dinero botado. Tiempo perdido.
Anécdotas de mal servicio abundan. Hace dos semanas Codetel me vendió un supuesto módem inalámbrico para el Internet, pero que va, de inalámbrico no tiene NADA, pues hay que conectarlo a la PC y al teléfono (!). Para mayor insulto, quedaron de enviar un técnico a la casa, pero ni de relajo ha aparecido. Ni ha llamado tampoco.
Tanto que nos gusta copiar de otros países, pero nunca copiamos cosas que valgan la pena. En Estados Unidos, aunque el servicio está muy lejos de ser perfecto, al menos le responden al cliente. Y a diferencia del caso dominicano, si usted compró una pieza de ropa o equipo o lo que sea y después no le interesa por cualquier motivo, puede ir con su factura a devolverlo. Sin averiguar mucho (asumiendo que se hizo en tiempo prudente), le devuelven su dinero si pagó en efectivo o le emiten un crédito si fue con tarjeta. ¿Cuándo veremos eso por aquí?
Si el producto no te funciona, lo mas que puedes hacer (con factura y empaque original en mano) es que hagan un credito por ese valor, que tendras que consumir o lo pierdes.
ResponderEliminarNo conozco ni una sola tienda que devuelva el dinero, como el ejemplo de Estados Unidos que mencionas.
Realmente en ocasiones da rabia eso.
Es verdad, tampoco yo conozco tienda alguna en este país que te devuelva el dinero. A lo más que llegan es a hacerte un crédito. Y a veces ni eso.
ResponderEliminarGracias por sus comentarios, un saludo para todos. Claudia, ¿cómo se llama el grupo en Facebook? Me interesa participar.
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