Ya en la recta final, y viendo que cada una de sus acusaciones y escándalos han sido en vano -el PLD lo que ha hecho es subir en las encuestas serias-, parece que el PRD ya no encuentra que inventar. Pasado el asunto de las nominillas, recurso usado por el PRD en su momento, y en vista de que los discursos agoreros sobre la reelección tampoco han surtido efecto, la atención la han centrado en los escáneres que usará la Junta Central Electoral y en unos presuntos teléfonos intervenidos.
La teoría de conspiración con estas elecciones ha llegado tan lejos que un supuesto científico dominicano residente en Nueva York, William Jerez, habla de la instalación remota de programas súper secretos con la finalidad de desviar los votos a favor de Leonel. Sin duda, una historia al más puro estilo James Bond e Inspector Gadget.
No conformes con la alharaca por los escáneres, ahora Miguel Vargas Maldonado y su equipo de campaña denuncian la intervención de sus teléfonos. Si esto es cierto o no, no lo sé. Pero en todo caso, se debe recordar que fue en el gobierno de Hipólito que este asunto de los teléfonos intervenidos se salió de las manos, cuando Pepe Goico compró un equipo para esos fines, nada menos que de manufactura israelí, auténticos maestros de sistemas de inteligencia.
El MVP se queja de que le han intervenido el teléfono. ¿Y qué hay del resto de los dominicanos? Esta práctica, que en mi opinión debería erradicarse, se hace a nivel mundial, tanto así que los suizos se están especializando en aparatos de contra-intervención.
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Achaquen la culpa a los avances tecnológicos o a la falta de legislación clara o a una combinación de ambos factores, lo cierto es que en esta época la privacidad es prácticamente una ilusión. Y con este comentario no justifico la intervención telefónica a nadie, que conste. Solo que me parece una ñoñería de este señor, considerando que él no es el único con esa situación y que todo este asunto de la intervención de teléfonos es vox populi. Hasta Estados Unidos, tenido como baluarte de lo correcto, está metido en eso, y peor, lo justifica.
Es evidente que hay un afán creciente por tirarle al PLD y a su líder, y para darse cuenta de eso no hay que ser peledeísta ni perredeísta ni de ningún otro partido. Coja un periódico cualquiera, y verá como llueven las quejas y críticas, algunas justificadas, otras completamente absurdas. La política harta y desespera.
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