Si nos llevamos de las noticias y de los lamentos de la gente fácilmente llegamos a la conclusión de que el mundo está a punto de colapsar y que más vale esperar lo peor. ¿Es cierto esto? ¿Realmente estamos al borde del abismo? En todas las épocas esta sensación de existencia desesperada ha estado presente. En los 60s y 70s se pregonaba que el fin estaba cerca con el mismo ímpetu y necedad con que hoy dicen lo mismo. Lo único que ha cambiado es la forma y, por supuesto, los canales: antes era un hippie con un cartelón, hoy son jovencitos de toda clase que mandan el mensaje por redes sociales y WhatsApp. En todas las épocas han existido la maldad, los malos hábitos, el egoísmo y la falta de humanidad. Ahora que hay más gente poblando el mundo, pues lógicamente todo eso se ha exacerbado. La gente de hoy, absorta en sus pantallas, su prisa y su mundillo digital, pasa por más ruda que sus congéneres de antaño, pero en realidad es una cuestión de perspectiva. ¿Que deberíamos
Reflexiones acerca de la existencia humana y de cómo la misma gente puede hacer la diferencia. Contenido original.