Ser práctico es un arte que poca gente practica en su cotidianidad, a veces por no usar la cabeza, y otras veces porque hay terceros que simplemente lo impiden. Una realidad de estos tiempos dominados por smartphones y otras pantallas es que el tiempo no alcanza. Por ese jueguito de la tecnología el tiempo de ocio y el de trabajo se han entremezclado a un punto tal que ya no hay diferenciación clara. Peor aún, el afán de caerle atrás a la vida social de otros -incluso desconocidos que seguimos porque sí, porque están de moda- hace que en todo momento estemos pegados a esa pantallita, dañándonos la vista, la postura y la vida misma en un sentido. Tantas distracciones, conjuntamente con la facilidad que suponen estos aparatos de trabajar y resolver cualquier cosa en el momento, sin importar que estemos comiendo, viendo televisión o compartiendo con amistades, tan solo hacen que el tiempo escasee aún más, por eso hay todo un movimiento orientado a la calidad en lo que respecta
Reflexiones acerca de la existencia humana y de cómo la misma gente puede hacer la diferencia. Contenido original.