A pesar de la cantaleta, las denuncias y las pérdidas millonarias, todavía no se pone asunto al caso de robo de cables y metales. El más reciente ejemplo fue la vandalización del monumento que hace homenaje a José Francisco Peña Gómez, en las inmediaciones de la Ruta 66, autopista Las Américas, donde gente sin criterio tumbó estatuas y cargó con los cables del alumbrado. Este caso no es el único. En toda la ciudad hay abundancia de estatuas, bustos y demás con las placas llevadas (casi siempre son de bronce), letras que desaparecen misteriosamente una a una y hasta con pedazos llevados, casi siempre de algún tipo de metal. Y de cables, ni se diga: telefónicas y compañías de cable han sido víctimas de estos robos, lo mismo que el alumbrado público en varios lugares, siendo recindente el asunto en el puente Juan Pablo Duarte, donde recién fue restaurado, y la 27 de febrero. Ya que hay tanto afán por los metales, ¿por qué no recogen todas esas chatarras ambulantes que dizque dan servicio