Imagen: cosasdelcibao.net Aún cuando no seamos una nación perfecta y haya muchas carencias a la vista, una cosa no se pone en duda: somos libres. No somos colonia de nadie y no pertenecemos a otro país más grande y/o poderoso. A pesar de que llevamos 169 años celebrando una independencia lograda a base de mucho sacrificio y la convicción personal de una figura que inspiró al resto a luchar por la misma, en ocasiones da la impresión de que no gozamos de esa condición. Se dice siempre que el pez grande se come al chiquito, y ese refrán, conocido universalmente, a veces sirve de consuelo ante situaciones absurdas que se dan a varios niveles en lo concerniente a la República Dominicana. Ejemplos hay de sobra, pero solo dos bastan para ilustrar el punto: Barrick Gold y el tema haitiano. Cierto que Barrick Gold está inviertiendo recursos y empleando gente en sus operaciones de extracción de oro en la mina de Pueblo Viejo, Cotuí, pero ello jamás justifica un acuerdo en
Reflexiones acerca de la existencia humana y de cómo la misma gente puede hacer la diferencia. Contenido original.