Imagen: SeeKen Todos en algún momento nos hemos sentidos usados, y, la verdad sea dicha: es una horrible sensación. Llegar a la conclusión de que alguien nos usó, nos manipuló y nos sacó ventaja es desgarradora y cruda. Sería muy fácil concluir quien usó y manipuló a su antojo es un ser vil y despreciable, pero, muy en el fondo, nosotros mismos somos los culpables por permitir semejante cosa. ¿Cómo se usa a una persona? Esto requiere por un lado de una persona calculadora y sin sentimientos, incapaz de sentir empatía por nada ni nadie, y por el otro a una persona empática y vulnerable que tiene debilidades como baja autoestima. Esta es la fórmula perfecta para que se dé tan despreciable situación. El calculador y usurero tiene una amplía maestría en obtener lo que quiere, al costo que sea. La gente que le rodean son como fichas de ajedrez, cada una en posición clave para servir a sus intereses. Una vez esa relación de beneficio unilateral termina, pues desechan esa
Reflexiones acerca de la existencia humana y de cómo la misma gente puede hacer la diferencia. Contenido original.