Historias de gente perseguida -hombres y mujeres- abundan. A veces empiezan inocentemente, sin indicios de peligro inminente o elementos que pudieran escalar a ese nivel, y otras veces el comportamiento anormal se hace evidente desde el principio. ¿Cómo saber si ese amigo que se empeña en ayudar cada vez que surge un problema o en servir de paño de lágrimas en situaciones sentimentales o del día a día tiene intenciones siniestras o motivos ulteriores? Lidiar con gente no es fácil. Convivir y relacionarse con gente no es fácil. Comportamientos que calificarían de trastorno mental abundan, muchas veces disfrazados bajo un manto de aparente normalidad. Observar a la gente, su entorno, sus mañas, sus reacciones, su lenguaje corporal y hasta la forma de hablar es importante para al menos tener idea de con qué se está lidiando, pero el problema está en que hemos perdido ese arte y la intuición es algo que solemos desechar. No todo el mundo es un amigo, y de igua