Vivimos tiempos modernos, hiperconectados y con orientación social. Todo se publica en redes, todo se sabe, todo se comparte. Lo bueno y lo malo. Quejas y alabanzas. Hay cosas superficiales y profundas que compiten por atención, ganando usualmente la primera. La gente está absorta en sus pantallas. Nadie se concentra, nadie retiene, nadie está realmente presente. En los trabajos las cosas pasan por inercia: la gente está en estado permanente de default, programada para hacer las mismas cosas a la misma hora, sin entusiasmo ni pasión. Imagen: dzzydmb Fuera de esos mundos controlados, la gente anda haciendo lo que le da la gana. El extremismo es una nueva forma de vida representada por modas extravagantes, a veces inexistentes, exceso de candidez en medios, escándalos gratuitos para sonar en el medio, indiferencia de las autoridades y actitud desalmada en lugares donde lo menos que se espera es compasión. Los servicios, pese a tanta modernidad, no sirven. Se gasta dine
Reflexiones acerca de la existencia humana y de cómo la misma gente puede hacer la diferencia. Contenido original.