Vivimos rodeados de engaño, aún a lo interno de nuestros círculos íntimos. La gente, cambiante como es, raras veces presenta su verdadera cara, y esta es una realidad que aplica con nuestros seres queridos más cercanos, aún cuando no lo queramos ver así. Imagen: monologos.com ¿Cómo es realmente la gente? No se sabe, en verdad. Casi todos somos expertos en mostrar nuestra mejor cara, aún cuando por dentro nos estemos muriendo o tengamos deseos de hacer daño a nuestro interlocutor del momento. El ser humano, por un asunto de conveniencia y sobrevivencia estratégica, ha sabido perfeccionar el arte de fingir, clave del éxito de mucha gente que, de paso, ha eliminado valores como la lealtad o la ética para seguir avanzando. Dicen siempre, en base a un pasaje de la biblia, que de las aguas calmadas es que hay que cuidarse. Suele aplicarse esta idea precisamente a la gente, y con toda razón: hay gente que da la apariencia de ser apacible, servicial y agradable, pero entonces
Reflexiones acerca de la existencia humana y de cómo la misma gente puede hacer la diferencia. Contenido original.