Ayer, cuando me disponía a salir del Palacio Nacional, el chofer de esta yipeta Toyota Land Cruiser Prado color rojo vino, placa OC06548, mostró un comportamiento y actitud que tan solo pueden calificarse de abuso mayúsculo.
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La yipeta, ocupada únicamente por el chofer, estaba encendida, lista para arracar en caso de que así fuera necesario, pues estaba "estacionada" de manera perpendicular a los parqueos que hay allí. Daba la casualidad de que la yipeta estaba justamente bloqueando mi vehículo, y, para mi asombro, el chofer no hizo el menor esfuerzo por despejar el camino.
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Le hice señas, no funcionó. Toqué bocina, se quedó igualito. Tuve que salir del carro y darle tres toques a la ventana, pues a todo esto el fulano estaba hablando por celular y con los vidrios subidos. Eso último surtió efecto, pero no se movió lo suficiente como para dejarme salir real y efectivamente. Otra tanda de bocinas que duró al menos dos minutos y el chofer de la yipeta finalmente tuvo la bondad de dejarme ir.
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Esto es definitivamente el colmo del abuso. Yipeta vs. carro, poder vs. insignificancia y otras cosas similares me llegaron a la cabeza en ese momento. Al menos tengo el blog para desahogarme.
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En un país como este, donde un cualquiera con dinero ya se cree dueño de la finca, cosas tan indignantes como esta pasan con demasiada frecuencia, por eso insisto en que hace falta un cambio de mentalidad.
eso es asi el palacio nacional sera siempre una cueva de ratas y perros. recuerda que estamos en republica dominicana donde vive alicia, por eso es el pais de las maravillas
ResponderEliminar¡Caramba, Rocio, a ti que te pasan cosas!
ResponderEliminarTendré que mandarte un viejito millonario, para que se case contigo y te compre un BMW, con chofer y todo, para que no manejes.
¿que te parece?
Jjajajaajajaajaja, está buena esa, Majarete.
ResponderEliminarLamentablemente, no existe una alternativa popular o una respuesta colectiva conjunta al desórden y los atropellos que recibimos como ciudadanos.
ResponderEliminarQuizás es que no ha surgido un ente, un movimiento que aglutine a los cientos de miles de inconformes de este país, o quizás sea que cada uno de nosotros está esperando que el que le queda al lado de el primer paso.