Inmigración: todos quieren frenarla

Imagen: uprooted

Estados Unidos, no conforme con levantar un muro en su frontera con México, ha ido endurecienco sus leyes migratorias poco a poco, casi siempre enfocándose en indocumentados latinos. El último estado en estrenar una legislación de este tipo fue Alabama, con la HB 56.

En agosto del año pasado, Francia hizo noticia al sacar a cientos de rumanos ilegales que se habían instalado allí. Las autoridades, hartas de las denuncias de robos y desorden asociadas a la presencia de esos ilegales, decidieron tomar acción, y fue así como rentaron un avión y les pagaron para que se fueran. La decisión fue polémica, pero nunca echaron para atrás en su determinación.

Hoy, en Reino Unido, el Primer Ministro dijo que llegó la hora de controlar la cantidad de inmigrantes que llegan hasta ese país porque, al parecer, la cosa se ha salido de las manos. A modo de ejemplo puso el caso de un hombre pakistaní que obtuvo sus papeles a través de un falso matrimonio y que no perdió tiempo en "divorciarse" y exigir papeles para su verdadera pareja, que reside en Pakistán. Al mismo tiempo abogó por que la inmigración que llegue hasta Reino Unido sea una de calidad, que aporte al desarrollo de la economía de ese país.

Estos tres ejemplos son un claro indicio de que todo el mundo quiere frenar la inmigración. De paso demuestra lo que todos sospechamos: nadie quiere vagos o mendigos en su país, mucho menos si se van a aprovechar de lo que ofrece el Estado sin dar o hacer nada a cambio. Pero más importante que eso, estos tres países están ejerciendo un derecho que les asiste de regular la inmigración y tomar las medidas que se consideren necesarias en ese aspecto.

Si esos países pueden ejercer controles sobre la inmigración y la presencia de indocumentados, ¿por qué no puede la República Dominicana? ¿Por qué tenemos que estar nosotros aguantando la intromisión de gente como Hillary Clinton, que no pierde tiempo en acusarnos de maltratar haitianos pero sin ofrecer ella una solución más adecuada, como, por ejemplo, llevarselos a EE.UU.? Peor aún, ¿por qué tenemos que aguantar ser señalados por Solain Pierre, una mujer que se ha aprovechado de la "causa haitiana" para ganar notoriedad? Bien lo dijo el Cardenal: Pierre no se ha caracterizado JAMAS por ser amiga de este país. Es hora de que las cosas se pongan en su lugar.