Cada quien a controlar sus bestias

Foto: nextdaypets.com

Con cierta frecuencia se leen noticias de personas atacadas por perros, a veces de manera leve, a veces de gravedad. Mordidas que conducen a un caso de rabia, orejas desprendidas, caras deformadas y, en ocasiones, muerte. Estas son algunas de las consecuencias que se ven cuando esos casos llegan a la luz pública, dentro y fuera del país.

En algún momento se pusieron de moda en el país los pit bull terrier, una raza sumamente agresiva y peligrosa que ha provocado su par de tragedias alrededor del mundo, incluyendo la RD. A pesar de la mala fama que tienen como "perros asesinos", hay quienes se empeñan en tener uno de estos perros en su casa o negocio, dizque para sentirse protegido. Y cuando no es un pit bull terrier, entonces puede ser pastor alemán, rottweiler o doberman, perros que tienen reputación de ser bravos y peligrosos.

Con este asunto de perros, la otra cara de la moneda son aquellas personas que tienen perros "de bolsillo" o decorativos, como los pomeranos, los yorkies, los poodles y los chihuahuas, aunque estos últimos no son nada tranquilos y quieren pasarse de contentos con los ladridos e intentos de mordedura.

¿A qué viene este tema? Me resulta chocante la irresponsabilidad de algunos dueños de perros, sean agresivos, tranquilos o decorativos, pues muchas veces dejan que paseen libremente por la zona donde viven, sin supervisión alguna y sin dar la cara por los problemas que puedan causar. La cosa es más grave en el caso de perros peligrosos como los mencionados más arriba, pues son bestias que encima de su carácter naturalmente agresivo son entrenados para atacar y matar.

Hace algunos años un enorme perro negro, presumiblemente rottweiler, le dio una tremenda carrera a un pobre gato que terminó trepando una mata de almendra dentro del residencial donde vivo. Minutos antes ese mismo perro le había dado una carrera a par de transeúntes que buscaron refugio en la marquesina de una casa. ¿Y el dueño? A la gritería de algunas personas salió de su casa, y cuando lo enfrentaron algunos de sus vecinos tan solo dijo que su perro era "manso" (sí, está bien) y que de nada había que preocuparse.

La semana pasada, otro perro de otra casa en esa misma calle entró por su cuenta al residencial donde vivo y atacó a una perra viralata - Mandy- que años antes había sido adoptada por una señora amante de los perros que vive allá y que se convirtió rápidamente en la mascota del edificio. Una perra muy gentil, bien educada por su benefactora, que se ocupaba de llevarla siempre al veterinario y alimentarla adecuadamente. Por su parte, alertaba con sus ladridos a los residentes cuando pasaba cualquier cosa extraña por los alrededores.

Pues bien, Mandy murió en la mañana de hoy a consecuencia del ataque. Lo más triste de este caso es que no se trató de la única vez que ese perro (me dicen que es una perra, pero no me han confirmado la raza, aunque sospechan que es pit bull terrier) atacó a Mandy. En al menos tres ocasiones entró al residencial y la atacó, siempre de gravedad. En esta última ocasión le hizo un hoyo en el cuello y no valieron los cuidados. Mientras tanto, los dueños de esa bestia no han respondido ni han asumido responsabilidad, al igual que las ocasiones anteriores.

Lo peor de todo esto es que así como esa bestia entró y atacó a otro perro puede hacer lo mismo con cualquier niño o adulto que se le cruce por el lado. Y la cosa va más lejos aún. Si de casualidad atacara a algo o alguien y se decide caerle a palos o a balazos, de seguro se arma un lío, todo por la irresponsabilidad de otros.