A pesar de que todas comparten un origen común, la variedad de religiones y sectas que hay diseminadas por el mundo es una cosa que confunde y que ciertamente pone a pensar en el propósito de ello.
Es una realidad que iglesias católicas, evangélicas, ortodoxas, mormonas, luteranas, protestantes, bautistas y menonitas -por solo mencionar algunas- conviven a través del mundo con cierto grado de fricción que por momentos se torna muy evidente. Si a esta ecuación añadimos las demás corrientes alternas -budismo, islam, falun dafa, new age, hinduismo, cienciología, bahai- entonces tenemos un verdadero enredo.
Para algunas personas resulta más fácil declararse ateo ante tanta variedad de religiones y sectas, cada una de ellas proclamando ser la auténtica palabra de Dios y fustigando a las demás. La católica suele ser la más atacada, quizás porque es la que tiene más seguidores, al menos en el mundo occidental. Curiosamente, la católica es la menos sentenciosa y la que menos reglas y obligaciones impone a los feligreses.
Si ser ateo no es una opción, pero tampoco quiere estar en medio de la jaladera que protagonizan las distintas religiones, quizás la solución sea unirse al pastafarismo, una religión surgida en 2005 en respuesta a la teoría del "diseño inteligente", una corriente pro-religiosa impulsada en Estados Unidos desde 1987 que sostiene que el origen o evolución del universo, la vida y el hombre son el resultado de acciones racionales emprendidas de forma deliberada por uno o más agentes inteligentes.
Este asunto del "diseño inteligente", que es considerado por muchos como una pseudociencia con características dogmáticas, llegó a ser aceptado en 2005 como una materia válida en las escuelas públicas de Kansas (Estados Unidos) como alternativa a la teoría de la evolución, que, como es sabido, es rechazada por la mayoría de las religiones. Fue entonces cuando Bobby Henderson, un joven de 24 años (ahora tiene 30), profesó su creencia en un ente denominado "Monstruo Volador de Espagueti", que a su juicio creó el mundo después de una tremenda bebentina, y pidió que también a eso se le diera cabida en las aulas de escuelas.
Así nació el pastafarismo, una religión que a simple vista pudiera parecer una broma o una sátira, pero que en realidad tiene como propósito rechazar los argumentos descabellados y acciones exageradas que suelen hacer muchas sectas en nombre de la religión. A diferencia de otras iglesias, la Pastafari no pide donaciones, no obliga a seguir rituales y no tiene problemas en aceptar a miembros de otras religiones. Los viernes son sus días sagrados y, claro está, son devotos del Monesvol (Monstruo de Espagueti Volador, o FSM por sus siglas en inglés), una enorme bola de espagueti con albóndigas que sigue influenciando a los humanos en sus acciones. Lo más importante es que su dogma es que no hay dogma.
Con seguidores en Estados Unidos y Europa, la Pastafari se ha convertido en todo un fenómeno que hasta busca identificarse con escurridores de pasta y condimentos. A modo de ejemplo, está el caso de Niko Alm, un austríaco al que le permitieron fotografiarse con un escurridor en su cabeza para fines de su licencia de conducir bajo el alegato de que formaba parte de su atuendo religioso.
Si bien es cierto que le tomó tres años obtener su licencia y que hasta tuvo que someterse a pruebas psiquiátricas para determinar su estado de cordura, Niko Alm está muy complacido, y su próximo paso es hacer una campaña para que su religión sea reconocida oficialmente en Austria. La página oficial del pastafarismo y la Iglesia del Monstruo de Espagueti Volador es www.venganza.org.
Saramago decía, con razón añado yo, que en ningún lugar las religiones han acercado a las personas, sino que por el contrario, los han alejado unos de otros.
ResponderEliminarYo creo que hay "algo", o "alguien" con inteligencia superior a la nuestra, con dominio de cosas que nosotros no, que quizás se ha manifestado antes y no lo hemos sabido. No sé si sea justo llamarlo "dios", pero creo que solos no estamos. Pero de ahí a la parafernalia que han construido a fuerza de tradición y rituales, de sangre y golpes, de guerra y sedición... no, no creo en eso.
Exacto, Darío. Si hay una cosa que siempre me ha molestado son aquellas religiones que para todo se basan en tirarle a las demás. La paradoja es que el mensaje de las iglesias y las religiones está supuesto a ser de unidad, pero como bien señalas, ocurre justo lo contrario. Al igual que tú, creo en eso de un ente superior y que solos no estamos, pero estas cosas, si las dejan, suelen salirse de las manos. Me gustó la idea del pastafarismo porque es una forma de protestar por las barbaridades que se cometen en nombre de la religión.
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