Manejar información es una tarea delicada, pero hay quienes piensan que es un juego. Da pena tomar un periódico de esta época y encontrarse con una serie de noticias mal redactadas, mal dirigidas, que muchas veces desinforman en vez de informar. Es penosa igualmente la forma en que ciertas personas de manejan a la hora de dar informaciones que se supone son de interés colectivo.
Contrario a lo que pudiera pensarse, esto de manejar información aplica más allá de periódicos y noticieros. Aplica en instancias gubernamentales, en empresas privadas e incluso en la cada de cada quien. Decir las cosas con tiempo, de manera oportuna, evita dolores de cabeza, permite planificar y da un margen para elaborar planes de contingencia.
Es común oir la queja entre empleados de que a último minuto le asignaron una tarea que es casi misión imposible. Tanta angustia puede evitarse si se anuncian las cosas con tiempo, pero en el mundo laboral de hoy pocas son las organizaciones que toman eso en cuenta. Todos prefieren hacer las cosas a último minuto, y después pretenden que todo quede perfecto.
Fuera de esto, hay otro aspecto aún más delicado acerca del manejo de información, y es lo que tiene que ver con relaciones públicas, sobre todo ahora que las redes sociales del tipo Facebook y Twitter están tan de moda. Hay negocios, instituciones y personas que se creen con entera libertad para decir cualquier cosa por ahí. Craso error: una información servida en el momento inoportuno, dada a conocer sin filtros y de manera irresponsable puede generar una tremenda debacle con muchas consecuencias negativas.
Hay gente que se ha puesto a anunciar planes a futuro para después tener que desmentirlos a todo vapor. Pánico colectivo se ha generado por esta vía, mientras que algunos desafortunados abusan tanto de estas herramientas que terminan siendo despedidos... nada menos que por esa misma vía. A veces se genera una crisis tan grande de relaciones públicas que los esfuerzos por remediar la situación son en vano, al menos al principio.
La gente parece que ha olvidado el poder que encierra la información, y eso es grave.
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