Si bien las autoridades tienen gran parte de la culpa en este descuido, los ciudadanos no se quedan atrás. Después de todo, es común toparse en un periódico con la noticia de que desaprensivos hicieron de las suyas en tal o cual parque o lugar público. Y para empeorar las cosas, estos mismos desaprensivos parecen obtener mayor placer cuando destruyen cosas recién restauradas, como pasó en Santiago poco después de que se reinaugurara el Monumento a los Héroes de la Restauración.
Solo una persona completamente desaprensiva y sin sentido de nada sería capaz de decapitar estatutas o bustos, tal como ha pasado en el parque El Pensador, en Villa Duarte. Otro acto que denota la falta de educación y conciencia del pueblo dominicano fue la profanación y quema del santuario de la Virgen de la Altagracia que hay situado entre La Vega y Jarabacoa. No hay que ser religioso ni devoto de la virgen para darse cuenta de que eso fue completamente innecesario.
¿Por qué no podemos tener una ciudad agradable a la vista, que dé gusto conocerla y que al mismo tiempo den ganas de mostrarla a los visitantes? Y así queremos vivir de turismo y tener una juventud sana...
En la imagen: parque El Pensador
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