Imagen: British Science Association
No es cuento: todo lo que puede salir mal, sale mal. Desconozco la inspiración de Edward Murphy al pronuciar la frase, mejor conocida como la Ley de Murphy, pero vaya si no se equivocó el hombre.
Es increíble como en los trabajos (y hasta en la vida misma), justo en los momentos más difíciles y donde el tiempo apremia, las cosas se extreman a tal punto que las máquinas se traban, el internet deja de funcionar, se va la luz y falla la planta de emergencia, la gente clave no aparece y en general cada intento por resolver la situación parece infructuoso. Lo más triste del caso es que estas cosas pasan aún cuando se han planificado las acciones y se cuenta con alguna contingencia en caso de imprevistos.
Lo único que se puede hacer durante una pesadilla de estas es mantener la calma y documentarlo todo. De esa manera, si no puede resolverse la situación en el momento, al menos se cuenta con la evidencia de que todos los recursos que podían agotarse fueron de hecho agotados. Si bien no resuelve el problema, al menos ayuda a reducir los niveles de presión y de paso sirve de escudo contra acusaciones y señalamientos que apunten a falta de interés o desidia.
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