Arias de óperas tan famosas como Fausto (Charles Gounod), Carmen (Georges Bizet), El Barbero de Sevilla (Gioacchino Rossini) y La Traviata (Giusseppe Verdi) fueron presentadas ayer en la cuarta noche del Festival Musical de Santo Domingo, que contó con la dirección del español Ramón Tebar (en la imagen).
Muy al contrario de la creencia popular de que la ópera puede resultar un tanto aburrida, fue bastante interesante ver a la Orquesta del Festival ejecutando piezas que por su naturaleza están dotadas de gran dramatismo. Después de todo, se trata de piezas musicales que pretenden contar una historia, y el director Tebar se encargó de reflejar toda la energía requerida para lograrlo.
Al tiempo que la Orquesta ejecutaba la música, venía la contraparte lírica. La mezzosoprano Yana Boukoff hizo una excelente interpretación de Carmen, conjuntamente con el tenor Diego Torre en el rol de Don José. Igual de excelente fue la interpretación de la soprano Sarah Jane McMahon en sus distintas interveciones a lo largo de la noche, destacando sobre todo como Violetta (La Traviata). Por su parte, el barítono Michael Todd Simpson hizo un magnífico papel como Fígaro (El Barbero de Sevilla). Cada uno de estos cantantes de ópera supo trasmitir las emociones presentes en cada aria.
¿La única objeción? Que la gente todavía no ha aprendido a apagar sus celulares durante este tipo de funciones. A pesar del habitual anuncio pidiendo al público controlar las luces y sonidos de sus equipos, y advirtiendo que tomar fotos o grabar video está prohibido, al menos en dos ocasiones las interpretaciones se vieron interrumpidas por esta causa, y se notó que al director Tebar aquello no le hizo gracia. Peor aún, tanto el sábado como ayer fui testigo de gente que se puso a grabar y/o tomar fotos con sus blackberries, algunos incluso usando flash.
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