El trabajo tiene su nombre: trabajo. Salvo contadas excepciones, el trabajo no es una cosa agradable ni que se disfrute. Muchos factores intervienen para que esta situación se de: salario bajo, rigidez del entorno laboral, pocas oportunidades de escalar mejores posiciones, horario interminable, exceso de tareas y poca consideración hacia el empleado.
El caso dominicano no es el único que exhibe estas características. Si bien en Estados Unidos la cultura laboral es un poco más relajada (dependiendo del sector), en Japón es lo contrario. Hubo un caso reciente de un empleado de Toyota en Japón que literalmente se mató trabajando. Se trataba de un ingeniero que había trabajado más de 80 horas extras por mes.
La queja constante de la gente es que no tiene tiempo para dedicarlo a otra cosa que no sea trabajar, lo que de paso afecta la calidad y cantidad del sueño obtenido. En nada ayuda que en esta época es sumamente fácil rastrear a la gente, sin importar que esté disfrutando de un buen baño, una comida o sencillamente descansando.
En esta época, trabajar es una gran paradoja. El ejemplo de ello es gente que se faja a trabajar durante la vida entera y al final de la jornada apenas tiene dinero para sobrevivir. Es tiempo desperdiciado, tiempo que dejó de disfrutarse. Y mientras el estrés hace estragos, los jefes piden más y más. Peor aún, imponen una serie de reglas rígidas que hacen menos placentero el trabajo.
El estrés está matando gente a diario, de todas las edades y nacionalidades. ¿Realmente vale la pena tanta presión?
Tu siempre estas a tono en cada posteo que realizas en este blog, esa es la pura realidad.
ResponderEliminarGracias. Bienvenido a MONACO.
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