Foto: Flickr (cine fanatico)
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Para validar la entrada anterior, dos ejemplos de impuntualidad:
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1. Este sábado fui a ver el concierto de América en el teatro La Fiesta del hotel Jaragua, pautado para comenzar a las 9 de la noche. Para evitar problemas, mi amiga y yo llegamos a las 8:30, tomamos nuestros asientos y... fue una larga espera. A las 10, cuando ya la mayoría de los asistentes había llegado, fue que se dignaron en comenzar, pero no con América, sino con la banda que les abriría. América vino a presentarse a eso de las 11 de la noche.
.2. Ayer fui al cine para ver 2012, pautada para 7:50 de la noche en Acrópolis. 30 minutos de anuncios malos y trailers precedieron a la proyección de la película, que de por sí era larga (más de 2 horas y 30 minutos). La peor parte es que ya estamos tan acostumbrados a estos abusos que nadie externó su queja por el retraso con que empezó la película, a pesar de que la sala estaba llena desde las 7:50. Por cierto, en esta película, con restricción para menores de 13 años, había bebés y niños presentes. ¿Quién es el irresponsable? ¿Los padres o los vendedores de boletas o ambos?
Ambos. Te aseguro que si los vendedores de boletas, no le venden, no entran y de paso, los padres aprenden a leer...
ResponderEliminarEfectivamente, eso es lo que pienso. La irrespondabilidad abunda de arriba hasta abajo.
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