En las últimas semanas el dengue ha ocupado importantes titulares en periódicos que se hacen eco de una situación en la que hay casi 5 mil casos confirmados y más de 40 muertes.
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Cierto es que el dengue es una enfermedad propia de países tropicales como el nuestro, pero debiera de ponernos a pensar el hecho de que si nos comparamos con otros países de América Latina y El Caribe tenemos en este año la tasa de mortalidad más alta, aún cuando en esos otros países hay más casos confirmados e incluso situaciones más precarias que la dominicana.
A mi entender, en RD estamos fallando en dos cosas básicas: educación e higiene, que a su vez forman las bases para la prevención. Vamos a partir del hecho comprobado de que el dengue es transmitido por la picadura del mosquito Aedes aegypti y que sus síntomas tienden a confundirse con cualquier gripe. Lo primero que debe hacerse es evitar la proliferación de mosquitos -de cualquier clase-, y para ello es necesario tener claro el concepto de higiene.
En un país donde la recogida de basura es un eterno dolor de cabeza, donde las aguas negras se juntan en cualquier esquina y donde hay la tendencia a guardar chatarras, gomas viejas, latas y demás, no es de extrañar que el dengue tenga tan alta incidencia. Si bien es cierto que Salud Pública ha realizado jornadas de fumigación, esto no es solución permanente.
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La educación es clave. Mientras más informada esté la población respecto al dengue y cualquier otra enfermedad, más efectiva será su prevención. Y este tema de la educación no se resuelve con campañas temporales del tipo "cloro untao, tanque tapao", sino con un flujo información permanente en escuelas, liceos, universidades, hospitales y centros comunitarios. Cada barrio debe recibir un brochure ilustrado acerca del dengue, con instrucciones de qué hacer en caso de presentar algunos síntomas.
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Una pregunta recurrente con la actual epidemia de dengue es por qué tan elevado el número de víctimas. Algunos apuntan a negligencia de los médicos, que a veces salen del paso recetando una aspirina o un acetaminofén al paciente, si averiguar de donde viene la dolencia.
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En un caso como el actual, donde tenemos dengue, gripe A y leptospirosis compitiendo por atención, lo ideal sería hacer las pruebas de lugar a todo aquel que se presente a una emergencia -pública o privada- con síntomas de gripe, pues lo cierto es que a veces es difícil distinguir una cosa de la otra.
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El dengue dejará de ser un problema cuando la gente se eduque al respecto y tome las previsiones de lugar, y esta es una tarea que corresponde sobre todo a Salud Pública.
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Gráfico: El Día (vía Remolacha)
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