Foto: El Nacional
Dice un refrán que si la vida te da limones, hazte una limonada. Justo eso hicieron los moradores de varios barrios de Montecristi, quienes aprovecharon el lodazal de sus calles para sembrar plátanos, lechosas y algunas plantas decorativas. La acción, hecha a modo de protesta por la falta de arreglo de las calles, ahora está dando sus frutos.
Me parece que esta es una forma muy original de protestar, y lo mejor de todo es que da mejores resultados que quemar gomas, romper vidrios y destruir las pocas cosas que quedan en pie, algo que suele suceder cada vez que alguien se inventa un paro, una huelga o una protesta.
Siempre he dicho que las protestas, por justas que sean, no sirven de nada si se convierten en una especie de guerra donde las bajas incluyen tanto a personas como a bienes materiales. Con su original protesta, es posible que la gente de Montecristi obtenga una respuesta más rápida a sus reclamos, pues la noticia, nada más por la curiosidad que genera, no tardará en llegar a donde se quiere.
Por esto y más, República Dominicana es el país de las maravillas, porque solo así se explica que un pueblo como Montecristi, con tanta belleza natural e historia, esté permanentemente sumido en el abandono. Pregunto, ¿Dónde está el síndico? ¿Dónde están el gobernador y demás funcionarios?
Parte del problema es que el sistema de gobierno es centralizado, y nadie parece querer asumir su responsabilidad. Por eso pueblos como Villa González, San Pedro de Macorís, Villa Altagracia San Luis, Samaná y un largo etcétera lucen siempre descuidados.
El asunto es que aquí nada funciona de ninguna manera. No hacen caso a absolutamente nada cuando de joder al ciudadano se trata. El gobierno, o cualquiera que suba ahí, solo piensa en su provecho propio y en el del grupito que lo acompaña olvidándose del verdadero significado de gobernar... pero bueeeehhhhno... es un castigo que nos hemos ganado porque querer "reyes"...
ResponderEliminarBueno, no hay nada que agregar a tu comentario. Es la pura verdad.
ResponderEliminar