Imagen: The Loft at Liz
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De que vivimos en un mundo al revés, no hay ninguna duda: se habla de inversión de valores, el contacto virtual es más frecuente que el personal y en general hay una diversidad de ideas y conceptos que tan solo aumentan la confusión. Las modas, más pasajeras no pueden ser, desde ropa hasta gadgets tecnológicos y pasando por expresiones "urbanas".
El mundo está pasando por unos cambios muy rápidos, y gracias al desarrollo de la Internet y las herramientas de la Web 2.0 hoy no hay información que no llegue a todos los rincones del mundo, y es así como nos enteramos de que monjes budistas en el Tibet son maltratados por las autoridades chinas y que a Berlusconi le investigan el supuesto atentado de que fue víctima en diciembre porque se cree que fue todo un montaje.
Hay un exceso de información a todos los niveles. Medicina, astronomía, economía, política, cultura, trivia, entrenimiento, chismes... todo, absolutamente todo llega de alguna forma u otra a nuestras manos. De estas categorías que menciono aquí, quizás las más populares sean entretenimiento y chismes.
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Es increíble como a pesar de este exceso de información la gente desconoce a una figura como Beethoven (o Caamaño, para ponerlo local), pero sabe los pormenores del escándalo de Tiger Woods. Cualquier tema serio, a nivel de blogs y periódicos, genera un interés mínimo comparado con artículos vacíos de chismes y otros temas que en realidad no aportan nada.
Una vez leí que a este comportamiento se le llamaba "cultura light", y la verdad es que el nombre le queda de maravillas. Parece que, con contadas excepciones, como es el caso del terremoto de Haití, la gente no quiere gastar sus energías en aprender cosas productivas o en enterarse de problemas que potencialmente les afectarán en algún momento dado.
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