Si no fuere por el valor que tiene el haber llegado al partido en los años antes del 1980, toda una vida al servicio de las luchas que han hecho grande en la moral al Partido de la Liberación Dominicana, hoy muchos viejos militantes lo dejarían todo en el olvido, pero no, a los principios no renunciarán, aunque no lleguen a ninguna parte en las aspiraciones dentro del partido.
Oh señor, en la practica del bien no los dejes claudicar, porque así, a la misma vez, los libras de todo mal. Cuanta impotencia e indignación embarga a la sana dirigencia y me hace sentir pequeño frente a tanta barbaridad, todo por el empeño de llegar más lejos.
La publicación del ultimo boletín que da por terminado el proceso interno recién pasado deja mal parada la moral de una parte de la alta dirigencia que se prestó a los desmanes y truchimanerías a todo nivel antes, durante y después del proceso que los ha puesto a pensar en el retiro definitivo de la vida político-partidaria en el país.
El gran engaño son las reservas de posiciones dentro del comité político y el comité central, que no permite a las bases pasar factura a quienes son considerados los pilares, a ver si realmente tienen el peso específico como dirigentes de alto calibre y de na da sirve que lo suelten al ruedo, si la no pasar la prueba son asumidos con la cuota que se reserva para tales fines.
Las bases del partido son el sostén de la sadocracia representativa para quienes creen que su tiempo no pasará, y seguro estoy que su tiempo pasará.
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