Cristian Hernández/El Nacional
Dos temas que me han llamado la atención en esta semana: la propuesta de recortar los derechos a los trabajadores y los problemas que persisten a nivel de transporte público. La verdad es que leyendo uno y otro caso es fácil concluir que todos quieren lo suyo, y al resto que se las arregle como pueda.
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Aún no entiendo por qué no se le pone freno a los rebuseros del transporte público, pues por demasiado tiempo han dominado con sus reglas para ahora venir con la misma cantaleta de que son padres de familia y que por culpa del Metro, AMET, etc. están pasando hambre. Por la mala calidad de los servicios, sin mencionar el pobre estado en que se encuentra la mayoría de las guaguas y carros de concho, no debiera sorprender que poca gente apoya estas cosas.
Para colmo, estos sindicalistas del transporte se han unido a protestas de carácter comunitario, propiciando huelgas y paros en puntos tan delicados como Higüey y otras ciudades del Este, el destino turístico por excelencia de la RD. Cierto es que se tiene derecho a reclamar, pero estas cosas se están convirtiendo en un relajo: cada día hay un invento nuevo. Mientras tanto, quienes sufren son los de siempre: gente corriente que necesita llegar a sus centros de trabajo, estudio o a su casa, pero que no encuentra la forma gracias al capricho de par de gentes.
Para colmo, estos sindicalistas del transporte se han unido a protestas de carácter comunitario, propiciando huelgas y paros en puntos tan delicados como Higüey y otras ciudades del Este, el destino turístico por excelencia de la RD. Cierto es que se tiene derecho a reclamar, pero estas cosas se están convirtiendo en un relajo: cada día hay un invento nuevo. Mientras tanto, quienes sufren son los de siempre: gente corriente que necesita llegar a sus centros de trabajo, estudio o a su casa, pero que no encuentra la forma gracias al capricho de par de gentes.
Si esto del transporte es bastante malo, más indignante resulta la posición asumida por los patronos, quienes pretenden dar al traste con años de lucha por parte de los trabajadores para mejorar sus condiciones.
Bajo el alegato de que la crisis está en sus buenas y que sería la única forma de preservar la mayor cantidad de empleos, los patronos han propuesto una serie de modificaciones al código laboral que incluyen eliminar el pago de cesantía y preaviso, así como eliminar el horario laboral y recortar ciertos derechos que se han adquirido a lo largo de los años.
Siendo el caso que el empleado la pasa muy mal en este país, pues usualmente es explotado y raras veces recibe la paga de horas extras y otros beneficios que por ley le corresponden, esto sería el colmo del abuso.
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