Fotos: Daily Mail (Reuters, EPA)
La ciudad de L'Aquila, ubicada 60 millas al este de Roma, fue estremecida en la madrugada de hoy por un terremoto de 6.3 en la escala Richter, dejando a su paso una estela de destrucción, muertes y heridos y un sinnúmero de damnificados.
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La ciudad de L'Aquila, ubicada 60 millas al este de Roma, fue estremecida en la madrugada de hoy por un terremoto de 6.3 en la escala Richter, dejando a su paso una estela de destrucción, muertes y heridos y un sinnúmero de damnificados.
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Con un saldo de 92 muertos hasta el momento, este se considera el peor terremoto en términos de víctimas ocurrido en Italia desde el año 2002, cuando 30 niños murieron al derrumbarse una escuela en el sur.
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Temor, desolación, destrucción, muerte, todo eso y más es lo que trae consigo un terremoto. Lo que llama la atención de este terremoto en particular es que el mismo había sido previsto por un científico, el sismólogo Gioacchino Giuliani, quien incluso trató de alertar a los moradores del pueblo usando altavoces informando acerca de sus hallazgos y de la necesidad de abandonar sus casas.
Si bien los terremotos no pueden predecirse con exactitud, ciertos signos en el ambiente pueden ser buenos indicadores de ocurrencias en un futuro cercano, y a esa conclusión había llegado Giuliani en base a las concentraciones del gas radón que había presentes en áreas de marcada actividad sísmica. A todo esto, debe añadirse que la población de L'Aquila había estado sintiendo micro terremotos desde enero.
Entonces, si alguien había tomado la precaución de avisar con tiempo la posibilidad de un terremoto grande, ¿qué pasó? La respuesta es un tanto sorprendente: el alcalde de la ciudad se dio a la tarea de censurar a Giuliani, a quien acusó de estar metiendo pánico a la población, y encima lo forzó a retirar sus hallazgos de la Red. De eso hace un mes. Como para no dejar dudas, el 31 de marzo pasado se celebró en la ciudad un congreso donde científicos dijeron que los temblores menores reportados desde enero eran algo normal en un área como esa.
La moraleja de esta historia está clara, pero en caso de dudas, aquí en la RD tenemos gente que constantemente nos recuerda que estamos en permanente riesgo de un terremoto grande, pero la advertencia, junto a las recomendaciones, tiende a caer en oídos sordos. Estamos aún a tiempo de aprender la lección.
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