En Arizona, Estados Unidos, el nombre 'Joe Arpaio' inspira terror en algunos, específicamente entre delincuentes, ilegales y facinerosos. Conocido como el sheriff más duro del Oeste, Arpaio está desde 1992 imponiendo el orden en el condado de Maricopa (Arizona) con una línea de acción diseñada para castigar debidamente a quien lo merece.
Con Arpaio no hay misericordia ni indulgencia: todo aquel que es atrapado infraganti cometiendo alguna fechoría, sin importar su naturaleza, pasa a formar parte de un conglomerado de prisioneros que en ocasiones es forzado a realizar duros trabajos en conjunto, con todos encadenados, bajo el candente sol de Arizona, donde las temperaturas pueden llegar hasta 120º Fahrenheit (48.9º Celsius) o más en el verano. Así, encadenados y con sus vestimentas de prisión, pintan edificios, limpian las calles e incluso hacen trabajos de excavación en los cementerios.
Arpaio es ampliamente conocido por haber iniciado en 1993 una especie de prisión temporal consistente en carpas de lona bajo el sol, donde el calor es sencillamente insoportable. Hoy día, cerca de dos mil convictos cumplen sus penas allí. Sin embargo, lo que más llama la atención es el hecho de que en su website, http://www.mcso.org/, muestra una galería de arrestos del día (junto con su prontuario) e invita al público a seleccionar a su delincuente favorito. El retrato que más votos obtenga ocupa un sitial destacado en el site.
Podrá parecer una broma, pero Arpaio defiende estas acciones al decir que toda la sociedad de Maricopa se beneficia de conocer el rostro de estos delincuentes y además es una forma de darles voz y voto en asuntos de seguridad ciudadana.
Habrá quienes lean este artículo y piensen que este Joe Arpaio no es más que un abusador que maltrata con saña a los presos y de paso les pisotea la dignidad. En efecto, Arpaio es uno de los blancos favoritos de organizaciones que se dedican a defender los derechos humanos y, a decir verdad, la opinión pública está dividida en torno a sus acciones. Hay quienes opinan que esta política de mano dura es realmente efectiva, pues cualquiera no quisiera verse en esa situación. Otros insisten en el asunto de los derechos humanos.
¿Realmente deben tomarse en cuenta los derechos humanos de criminales, violadores y delincuentes? ¿Qué hay de la gente que es víctima de estos elementos? ¿Quién los defiende?
Quizás resulte conveniente adoptar un par de estas ideas aquí, a ver si se saca algún provecho a los presos y se acaban los relajos que suelen darse en las cárceles. Un poco de orden nos vendría bien.
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