En la imagen: Dogbert, personaje de la tira cómica "Dilbert"
Salir de un parqueo sin tener el ticket a la mano o el dinero que se deberá pagar, contribuyendo a formar un tapón y a desesperar gente. Doblar en una calle y pararse justo después de cruzar la intersección, impidiendo así el paso de otros vehículos que también doblaron (y armando un lío en esa intersección). Recibir instrucciones detalladas por escrito y luego alegar desconocimiento cuando lo que hubo fue un descuido y nada más. Ocupar un parqueo ajeno y luego reclamar al dueño porque tuvo la "brillante" idea de bloquearlo. Dejar que sucedan cosas por simple inercia.
Todos estos son ejemplos de la estupidez humana con la que todos tenemos que lidiar a diario en el trabajo, la calle y hasta en la casa. La estupidez a veces queda explicada por estrés, distracciones e imprevistos. Otras veces se trata de estupidez pura y simple. ¿A quién se le ocurre doblar en una calle y parar en seco, sin previo aviso ni motivo aparente? No solo es una estupidez, sino que pone en riesgo a otros conductores que se ven en la obligación de frenar de golpe y que de paso obstruyen el libre paso de otros vehículos.
Si se está en un parqueo controlado por ticket y en donde se sabe de antemano que hay que pagar alguna cantidad de dinero, ¿por qué no tener ambas cosas a la mano? He visto gente llegar a la salida de un parqueo y ponerse a rebuscar el ticket en sus bolsillos, la cartera, el asiento y el piso del carro. Mientras sucede esto, lentamente se van acumulando otros conductores deseosos de salir e impedidos de ello por el descuido de alguien.
A veces la estupidez se combina con desconsideración e irresponsabilidad. Tal es el caso de gente que a las dos de la madrugada se pone a escuchar música altísima en su casa o en su camioneta, despertando así a los vecinos. O el caso de gente que tiene perro y lo deja pasear libremente sin importar que se trate una bestia feroz que tiene por hábito darles carreras a otros perros y a cualquier persona que no le resulte conocida. El colmo es que cuando se les reclama por esa imprudencia son tan irresponsables que restan importancia al hecho alegando que sus bestias son totalmente inofensivas... a pesar de la evidencia que demuestra lo contrario.
Instrucciones por escrito. Cualquiera pensaría que es una forma casi segura de que las cosas se hagan correcta y oportunamente. Craso error. Hay gente que con tal de no admitir culpa o fallos alega mejor que nunca recibió el mensaje o que se les olvidó. Doblemente irresponsable es aquel que alega estas excusas cuando se coordinan tareas de manera personal y directa.
Así es la gente de ahora. Una partida de desconsiderados en su mayoria, propensos a cometer las más absurdas estupideces.
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