Decisiones personales. Todo el mundo las hace a diario y bajo circunstancias que le son únicas. Hay gente que decide no comer carne por creencias religiosas, por asuntos de salud o simplemente porque no le gusta. Gente que no cree en Dios porque se rehúsa a someterse a lo que dicte una iglesia. Gente que no toma sol porque le mancha la piel o simplemente porque no puede. Gente que prefiere no tomar riesgos porque no los cree necesarios, y un largo etcétera.
Sin embargo, estas gentes que mencioné más arriba suelen sobresalir en una sociedad donde lo normal es que se coma carne, que la gente se ase al sol, que se tomen riesgos estúpidos y se adore a Dios. En consecuencia, estas gentes no solo sobresalen, sino que tienden a ser rechazadas por la colectividad, que a menudo se burla abiertamente de ellas y teorizan acerca de por qué esas gentes deben hacer exactamente lo contario de lo que hacen, es decir, convertirse en parte de la colectividad.
¿Y qué pasa cuando se hace caso omiso a estos "consejos"? Pues rechazo en grande, prejuicios que sobrepasan los más variados niveles, infamia y problemas hasta para formalizar relaciones de amistades. Los pocos que se atreven a juntarse con el "raro" sufren algunas de estas consecuencias, pues por asociación pasan a formar parte del prejuicio. Esos pocos, siempre y cuando no desistan por influencias externas, a menudo se encuentran con que esas personas "raras" no son tan raras después de todo y que casi toda la mala fama construida a su alrededor es infundada e inmerecida.
Sé que hay una mentalidad global de rebaño, pero eso no explica por qué la gente de la colectividad es tan ciega y prejuiciada con gente que presenta alternativas distintas a lo considerado estándar.
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