Verse en la necesidad de llamar a un plomero, electricista, ebanista, pintor o técnico en reparación es un verdadero suplicio la mayoría de las veces. No solo suelen andar estas personas con más de un ayudante -que a veces no pasan de ser bulto-, sino que cobran caro, hacen mal el trabajo y encima tienen el descaro de justifcarse con las más absurdas excusas. A todo esto, hacen perder tiempo llegando tarde y no llevando consigo todas sus herramientas.
A la hora de recibir a cualquiera de estos trabajadores hay que armarse de paciencia y persignarse, porque además de lo mencionado arriba, suelen andar sucios, sudados, con un aroma encima que nada tiene que envidiar a un mono viudo. Como andan en esta facha, no es de extrañar que donde quiera que pongan las manos quede el sucio como recuerdo de la visita.
Podrá alegarse que este tipo de trabajador no tiene manera de andar limpio y bien vestido porque, después de todo, anda haciendo trabajos casa por casa, trabajos que no son de escritorio, dicho sea de paso. Sin embargo, hay también un poco de descuido: conozco un solo caso de un plomero que anda con dos mudas de ropa por si la situación se pone insoportable. Además, al llegar a los sitios donde solicitaron sus servicios, pide siempre que le dejen lavar las manos. Esta es la excepción a la regla, pues la mayoría de estos personajes rechazan la invitación a lavarse las manos, y solo acceden si el dueño de la casa insiste.
Pero sin duda lo peor de lidiar con este gremio es que los trabajos raras veces quedan bien a la primera visita, sobre todo en los casos de plomería. Instalar un lavamanos puede convertirse en una pesadilla de dos semanas si no se toma el debido cuidado, porque cuando no es que gotea la manguera es que algo quedó mal instalado y hay que volver a llamar al responsable de los trabajos. Una verdadera pesadilla...
Muchos de estos trabajadores aprendieron de "oida", es decir que aprendieron a la brava. Ningún maestro de plomeria le enseñó. Por eso es que los trabajos le quedan mal y se demoran demasiado, porque les falta habilidad.
ResponderEliminarLa falta de trabajo hace que mucha gente se dedique a hacer lo que aparezca. Por eso abunda la chapuceria.
¡Ya lo sabes!
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