Foto: Duarte 101
Después de muchas quejas, indignación y desencanto por parte de la población, la Dirección General de Migración parece que finalmente actuará y sacará de las calles a los cientos de niños haitianos que mantienen en zozobra a los conductores que se ven forzados a pararse en ciertas intersecciones de la ciudad.
Además de dedicarse a limpiar vidrios, estos niños tienen la mala costumbre de que se pegan a los cristales de los vehículos e insisten en que se les de algo. Ante la negativa de los conductores, estos por lo general se tornan violentos y provocan ofreciendo puñetazos en el aire, golpeando el vehículo o haciendo moriquetas. Todo con tal de llamar la atención del sufrido conductor que tiene que aguantar estas barbaridades mientras espera que el semáforo cambie a verde.
¿Qué tan grave es la situación de esos niños haitianos pedigüeños? Un recorrido por Santo Domingo basta para ver que están diseminados por casi todas las avenidas y calles principales. Se los encuentra recostados en áreas verdes, sentados en la acera del medio, blandiendo palos y hasta piedras como una forma de amenazar a quienes no complacen su petición de limosna. Al principio de este año, después del terremoto del 12 de enero, provocaban pena. Hoy día, por el descaro que exhiben y por tratarse de una red de tráfico de personas, lo que provocan es rabia e indignación.
La presencia de tantos pedigüeños, sean estos haitianos o dominicanos, niños o adultos, llama sobremanera la atención. No solo dan mal aspecto a la ciudad, sino que es tan masivo el número que cualquiera sospecha que hay un negocio detrás de todo eso. A veces un paseo por la ciudad se convierte en una pasarela de gente deformada que anda con un vasito a cuestas para que le echen par de monedas. Algunos actúan, otros tienen un sufrimiento real.
Ya que Migración contempla refugiar a estos niños haitianos en el Vacacional de Haina de manera temporal, con tal de darles algún tipo de terapia y prepararlos para su regreso a Haití, quizás otros organismos del Estado puedan hacer algo parecido con los niños y adultos dominicanos que deambulan por las calles, ya sea por vocación propia o porque alguien los mandó a eso. Y ya que hablamos de recoger gente de las calles, que incluyan también a esas personas que a la clara deambulan por ahí porque perdieron el juicio y no tienen a donde ir.
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