Foto: MSNBC
Santo Domingo es una ciudad muy dinámica, con gran diversidad de restaurantes, bares, cafés, discotecas y lounges para todos los públicos. Sin embargo, estos establecimientos fallan constantemente en aplicar la ley 48-00 que prohíbe fumar en lugares cerrados, lo que hace de los mismos una especie de infierno para quienes no fuman y no desean cargar con las consecuencias del humo de segunda mano.
Santo Domingo es una ciudad muy dinámica, con gran diversidad de restaurantes, bares, cafés, discotecas y lounges para todos los públicos. Sin embargo, estos establecimientos fallan constantemente en aplicar la ley 48-00 que prohíbe fumar en lugares cerrados, lo que hace de los mismos una especie de infierno para quienes no fuman y no desean cargar con las consecuencias del humo de segunda mano.
Hace unos 15 años se puso de moda dividir los locales en área de fumadores y no fumadores, pero el tiempo se encargó de demostrar que este arreglo no resolvía el problema, pues el humo del cigarrillo teminaba ocupando todos los rincones. Se ha demostrado igualmente que los extractores de humo hacen poco por mejorar el ambiente.
La resolución de no fumar obedece a la creciente evidencia de que el cigarrillo es responsable de numerosas enfermedades, entre ellas los temidos cánceres de garganta y pulmones. Peor aún, el humo del cigarrillo afecta por igual a quienes lo inhalan por asociación, es decir, los llamados fumadores de segunda mano.
¿Por qué entonces la renuencia a cumplir con la ley 48-00? Muy sencillo: los dueños de negocios temen que la clientela se vaya si prohíben fumar. Después de todo, las protestas en Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y otros países no se han hecho esperar cuando se toman esas decisiones. Fumadores a nivel mundial exigen lo que ellos consideran sus derechos, y hasta hablan de discriminación, pero, ¿qué hay del derecho de los no fumadores a no exponerse a ese humo tóxico? ¿Significa entonces que los no fumadores estamos condenados a quedarnos en casa para evitar problemas?
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Ignoran los dueños de restaurantes y establecimientos afines que los fumadores consumen menos que quienes no fuman. Quien tiene un cigarrillo en la mano de por sí está entretenido, por tanto tiene menos interés en bebidas y comida.
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¿Se hará cumplir esta ley algún día? Se espera que sí, porque de lo contrario los dominicanos nos veremos enfrentados a una seria situación de salud pública que va a resultar difícil de combatir adecuadamente. Al mismo tiempo, los negocios tienen la posibilidad de salir ganando.
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