Siempre que viajo a Santiago me llama la atención la gran cantidad de barrotes caídos a ambos lados de la carretera, a pesar de que Obras Públicas constantemente los sustituye. Tantos barrotes caídos y en malas condiciones hacen pensar que los conductores no andan con el cuidado necesario por esa autopista, donde con cierta frecuencia hay accidentes aparatosos.
Ayer quedó demostrado el punto con un vehículo pesado de Pollo Cibao que a la altura de Villa Altagracia, ya de regreso a la capital, andaba fuera de control, a una velocidad imprudente y zigzagueando a cada momento. No se sabe si el conductor estaba ebrio o si el vehículo tenía problemas, pues sus ruedas aparentaban estar flojas, pero lo cierto es que estaban las condiciones para que se produjera una desgracia en cualquier momento.
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