En base a mi experiencia en el ámbito político, deseo llevar un simple consejo a quien considero triunfará en la contienda interna de los demócratas en los Estados Unidos. Hillary Clinton, la senadora por Nueva York, bien debe enfocar sus cañones hacia su rival republicano John McCain y colocarse por encima de las circunstancias hacia lo interno de su partido.
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Aún existan marcadas diferencias entre Hillary Clinton y Barack Obama, la estrategia de ataque mutuo no le suma adeptos en estas circunstancias, sobre todo si en verdad los estadounidenses desean un respiro de los republicanos. Obama va adelante, pero Hillary tiene mucho a su favor, destacando sobre todo la experiencia de 8 años como primera dama, trabajando al lado de un presidente que supo conducir la economía del país. Esta experiencia, sumada a su labor como senadora, le ha hecho merecer el favor de la clase trabajadora y de las minorías latinas.
Hillary tiene muchas posibilidades de ganar y el momento es propicio para reorientar la estrategia en una campaña interna que entra en su fase final, dando un respiro a los ataques sobre Obama, unificando criterios que generen nuevas espectativas desde la óptica de inminente ganadora y representante de todos los demócratas. Hillary ha demostrado que puede hacer esto. Y una vez lo logre, el camino le queda libre para llegar a la presidencia.
Lejos de estar atacando a Obama, debe enfocarse en su verdadero rival, el republicano John McCain, analizarlo, estudiarlo y divisar una estrategia efectiva para llevar al partido demócrata al poder en noviembre venidero.
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Aún existan marcadas diferencias entre Hillary Clinton y Barack Obama, la estrategia de ataque mutuo no le suma adeptos en estas circunstancias, sobre todo si en verdad los estadounidenses desean un respiro de los republicanos. Obama va adelante, pero Hillary tiene mucho a su favor, destacando sobre todo la experiencia de 8 años como primera dama, trabajando al lado de un presidente que supo conducir la economía del país. Esta experiencia, sumada a su labor como senadora, le ha hecho merecer el favor de la clase trabajadora y de las minorías latinas.
Hillary tiene muchas posibilidades de ganar y el momento es propicio para reorientar la estrategia en una campaña interna que entra en su fase final, dando un respiro a los ataques sobre Obama, unificando criterios que generen nuevas espectativas desde la óptica de inminente ganadora y representante de todos los demócratas. Hillary ha demostrado que puede hacer esto. Y una vez lo logre, el camino le queda libre para llegar a la presidencia.
Lejos de estar atacando a Obama, debe enfocarse en su verdadero rival, el republicano John McCain, analizarlo, estudiarlo y divisar una estrategia efectiva para llevar al partido demócrata al poder en noviembre venidero.
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