Foto: Daily Mail |
Con tantos escándalos encima, una mala reputación que tan solo crecía y una economía al borde del colapso que pone en riesgo al resto de la Unión Europea, no es para menos que la renuncia de Silvio Berlusconi, el pintoreso primer ministro de Italia, haya sido recibida con vítores por quienes se dieron cita en los alrededores del palacio presidencial.
Un largo historial de deslices diplomáticos, una informalidad rampante en todo, gusto excesivo por las mujeres y las vergonzosas fiestas " bunga-bunga" no fueron suficientes para sacar a Berlusconi de tan importante posición. No. A pesar de la presión montada escándalo tras escándalo, lo que finalmente surtió el efecto deseado fue la crisis económica, que lleva varios meses asomando su cabeza hasta que finalmente fue reconocida como tal en esta semana.
Desde hace varios meses se viene diciendo que la situación en la Eurozona es difícil, y día tras día crecían los temores de que países como Italia y España cayeran en default en cuanto al pago de sus deudas. Esos temores no eran más que un reflejo de la situación en Grecia, que curiosamente tuvo su desenlace esta semana con la dimisión de su presidente. Una vez despejado el panorama en Grecia -por falta de una mejor expresión-, le tocó el turno a Italia de enfrentar con claridad su situación.
Por tratarse de la tercera mayor economía de la Eurozona, hay un temor muy fuerte de que la caída de Italia marque el fin del Euro y de la Unión Europea como tal, que ya se ha visto en aprietos por las situaciones de Portugal, Irlanda, Grecia e Islandia. Esos temores, como suele suceder, se reflejaron en las bolsas de valores de todo el mundo, y de manera directa sobre la tasa de rendimiento de los bonos italianos. En términos de finanzas, a mayor ganancia, mayor riesgo, y eso es justamente lo que ha estado sucediendo con esos bonos de deuda italiana.
Los mercados son nervisos por naturaleza, y no es ninguna coincidencia que a medida que se hacía una realidad la inminente renuncia de Berlusconi los referidos bonos bajaban, alejándose del 7 por ciento, considerada una cifra peligrosa en las actuales circunstancias. Ahora queda por verse si la salida de Berlusconi trae algo bueno, o si de lo contrario siguen las dificultades.
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