Imagen: moogy.org
A la verdad que la gente es capaz de cualquier cosa. Hay que ser muy apretado para venir a asaltar sigilosamente a un cura con el que nos estamos confensando, tal como ocurrió ayer en Santiago. Hay que aclarar que no se trata de un caso único, pues en Colombia ha ocurrido peor, con arma de fuego incluida.
Hay que no tener ni un chin de vergüenza para tomar imágenes de un videojuego y mostrarlas en un programa de televisión como "evidencia" de un bombardeo sobre Gran Bretaña en 1988 a manos del Ejército Republicano Irlandés (IRA). Esto último ocurrió en Inglaterra, y los responsables alegan que se trató de una mera confusión.
La falta de vergüenza y el descaro son los responsables de tantas barrabasadas que se ven a diario, a nivel local e internacional. Desde gente que finge tener una enfermedad terminal para recaudar dinero y luego disfrutarlo a sus anchas hasta delitos graves que implican encubrimiento de malas prácticas médicas.
Vivimos en tiempos donde lo al revés es la norma, donde se desafía el sentido común y donde ya no importa nada. Ahora la gente hace así y se roba piezas de puentes y torres eléctricas sin pensar en las consecuencias. Como lo único que quieren es hacerse de un dinero vendiendo o fundiendo metales, no les cruza por la cabeza que el puente puede caerse y de paso matar a dos o tres. Tampoco piensan que sus acciones pueden dejar a miles sin energía eléctrica.
Ahora resulta que cualquier cosa sirve de excusa para exigir libertad de expresión y respeto. Ahora resulta que una tira cómica de hace 80 años enfrenta un juicio por racismo. Se trata de las aventuras de Tintín en el Congo, y si bien es cierto que la portada muestra a Tintín (un personaje blanco, de autoría belga) rodeado de negros africanos, no se puede negar que esa es una realidad que encontraron los europeos al llegar a Africa. El libro, como era de esperarse, está a favor de la colonización, porque eso era visto como algo perfectamente normal en ese entonces. Yo entiendo que los cómics de ahora tengan más cuidado a la hora de tratar temas similares, pero estamos hablando aquí de algo que se hizo en 1931.
Pero así es que anda la cosa ahora. Todo el mundo exige su derecho a expresarse, incluso los reos, como se ha visto recientemente.
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