Foto: Flickr (rheana2)
Criminalidad, violencia, asesinatos, feminicidios, robos. No pasa un día sin que una de estas noticias haga acto de presencia en periódicos, noticieros y demás medios, lo que propicia un debate sin fin que pretende identificar las causas detrás del fenómeno y de paso señalar culpables.
Criminalidad, violencia, asesinatos, feminicidios, robos. No pasa un día sin que una de estas noticias haga acto de presencia en periódicos, noticieros y demás medios, lo que propicia un debate sin fin que pretende identificar las causas detrás del fenómeno y de paso señalar culpables.
Las opiniones son encontradas: unos le hechan la culpa al código procesal penal y a la justicia como tal, otros dicen que es el reflejo de una sociedad donde se han ido perdiendo los valores. Se mencionan pobreza, falta de educación, falta de oportunidades, desempleo y ambición como factores que inciden. En algún momento se ha llegado a hacer referencia incluso a las películas y series de televisión que se enfocan precisamente en estos temas.
Mientras se debaten las causas y la posible solución, surgen discusiones en lo referente a la forma de lidiar con asesinos, ladrones y demás. Hay quienes exigen mano dura, otros alegan que mano dura no hará nada por mejorar la situación y hay grupos que defienden los derechos humanos de esos personajes. Esto último es lo que se llama un verdadero debate sin fin, una discusión hasta cierto punto bizantina, porque difícilmente se pongan de acuerdo las partes.
Fuera de toda la discusión que se ve en torno al tema, una cosa es cierta: la actual situación tiene efectos reales sobre el país. No es solo que la gente teme salir de sus casas y que anda con cautela, sino que las consecuencias van más allá. La competitividad del país se ha visto amenazada, lo mismo que el turismo, pues no es un buen indicio cuando un país decide advertir a sus ciudadanos de los riesgos de visitar otro.
Si bien es cierto que en todos los países se cometen atracos, asesinatos y demás, y que los turistas son a menudo presa fácil, no es menos cierto que se debe hacer lo posible por evitar ese tipo de situaciones, sobre todo cuando se depende tanto del turismo.
Aún así, hay que decir que la humanidad como tal está pasando por un momento muy negativo. Dejando a un lado el terrorismo al que ya se ha acostumbrado una buena parte del mundo, pasan cosas que dejan a cualquiera atónito. Por ejemplo, en México aparecieron dos cadáveres colgando de un puente en Nuevo Laredo, un hombre y una mujer que habían sido destripados presuntamente por haber escrito en blogs acerca del narcotráfico y sus actividades en ese país. Según se ha informado, al lado de los cadáveres había una advertencia que iba dirigida a cualquiera que se dedique a denunciar al narco por las redes sociales.
Hechos como este son un ejemplo de una situación que ha llegado al extremo en un país donde la violencia se ha convertido en sinónimo. Sucede entonces que la violencia hace acto de presencia en todas partes, y esto se pudo ver en Noruega, uno de los países más civilizados de mundo, cuando Anders Breivik hizo una matanza colectiva en Utoya por motivos bastante absurdos.
La única conclusión a la que se puede llegar es que la gente necesita mecanismos de control efectivos, pues de lo contrario pasan cosas de las que solo queda lamentarse porque no hay forma de dar marcha atrás o de corregir.
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